𓂃Capítulo 11𓂃

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 Cuando me desperté estaba en la cama en un cuarto del hospital con la herida ya atendida, pero estaba muy confundido y adolorido por lo que había pasado. Mi papá me estaba viendo desde la puerta del cuarto y al notar que ya estaba consciente me dijo:

-Ah ya te despertaste. ¿Cómo te sentís?

-Me duele un poco pero creo que estoy bien... ¡Esperá! ¡¿Pero qué hago acá?! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Y Andrómeda?!

-Cuando saliste corriendo del hospital le estaba preguntando a la enfermera si Andrómeda no estaba porque le habían hecho un estudio, pero ella no sabía nada así que llamé a la comisaría para decirles que vayan armados al parque. Después de que los llamé me fuí del hospital hacia el parque, donde vi que te apuñaló uno de los que estaban haciendo el ritual, y con el arma que tengo encima por si acaso, le disparé. Luego, de inmediato llegaron los otros policías que algunos atendieron a Andrómeda y a vos, y otros se fueron a buscar a los demás que hacían el ritual que se escaparon.

-Gracias. ¿Y qué le pasó a Andrómeda? ¿Está bien?

-Yo estoy acá.

Me giré a la izquierda, y al lado de la camilla estaba sentada Andrómeda en una silla de ruedas.

-¡Ah hola! Que bueno que estés bien- dije feliz.

-Sí, bien, aunque con una bota- dijo irónicamente.

-Ah y por cierto de nada por salvarte la vida- Le recriminé.

-Gracias a los dos creo-dijo Andrómeda.

-¿Cómo que creo? A mí me apuñalaron por ti.

-Bueno, cada acción trae su consecuencia. ¿No? Además, algo es mejor que nada. Así que sí, te agradezco, y espero que te mejores- dijo cruzándose de brazos y dándose la vuelta- Igualmente por si no lo recuerdas vos fuiste el que cerró rápido la ventana e hizo que me cayera.

-Sí, lo siento.- me disculpé un poco avergonzado.

-Bueno, en un rato van a venir algunos policías para tomar declaración de ustedes sobre todo lo que sucedió- comentó mi papá.

Poco después llegaron los policías, les contamos todo lo que hicimos y sabíamos. Yo me tuve que quedar unos días más en el hospital. Andrómeda tuvo que permanecer como dos semanas con la bota y cuando volvió a su casa le mencionó todo a sus padres (que ya habían regresado) pero me dijo que ellos no le dieron tanta importancia.

Unas semanas después del último suceso la policía encontró en el bosque, a unos pocos kilómetros del pueblo, a las cuatro personas del ritual que faltaba localizar, y las encarcelaron.

Ahora todos los días de eclipse Andrómeda y yo vamos al parque para charlar sobre nuestras vidas, y para recordar ese suceso. Y allí es donde ahora yace una estatua de recordatorio por todos los muertos de este caso, y es donde cada 5 de cada mes con mi papá dejamos flores.

Aunque haya pasado algo horrible, ya acabó, aun cuando haya sido un caso de los miles que hay; este fue especial y nunca lo voy a olvidar.

FIN

Hola, ¿cómo están? Acá termina la historia de este primer libro (por ahora es una trilogía) gracias por leerlo y llegar hasta el final. Apreciaría mucho que me dejaran algún comentario expresando lo que les pareció, qué les gustó de los personajes, o lo que quieran poner. Un gusto y saludos.

Los crímenes de los eclipsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora