𓂃Capítulo 8𓂃

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-¡Andrómeda!-dije corriendo hacia ella-¿Qué te pasó? ¿Estás bien?- Le consulté mientras ayudaba a mi papá a sacarle la escalera de encima.

-Me duele mucho la pierna...-indicó con dificultad y adolorida.

-¿Se conocen?-preguntó mi papá en tanto se fijaba cómo estaba la pierna de Andrómeda.

-Ehh...sí...-respondimos los dos pensando en lo siguiente que íbamos a decir.

-Bueno deberíamos ir rápido al doctor-comentó mi papá parándose- puede que sea un esguince.

-Por favor, me duele mucho...

-Jacke ve a buscar a alguien que nos auxilie, mientras voy a llevarla- me encargó en tanto ayudaba a Andrómeda a pararse.

Salí corriendo hasta la esquina pero no ví a ninguna persona (eran como las ocho de la noche). Volví y les dije que la calle estaba desolada.

-Bueno, entonces tenemos que ir a pie...-dijo mi papá.

-Pero está a cinco cuadras-aclaré.

-No importa, no hay otra opción- contestó y comenzó a caminar ayudando a Andrómeda desde un hombro.

Luego, yo colaboré desde el otro hombro y seguimos avanzando tratando de ir lo más rápido posible para llegar y que la atiendan. Se veía que a ella le dolía, por lo que quería estar en el hospital lo antes posible.

Los crímenes de los eclipsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora