Capítulo 2: La Caída de Quel'Thalas (Segunda Parte)

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-Arthas: esta mujer...esta comenzando a irritarme...y mucho...¡Esbirros, lanzaos al agua, construyan un puente con sus cuerpos para que la Plaga pueda cruzar!

-Deus: no...

La respuesta de Deus estremeció a Arthas por un momento ¿acaso se había liberado del vínculo de la Agonía de Escarcha?

-Arthas: ¿A qué te refieres, Libramorte?

-Deus: no hay necesidad de sacrificar a nuestro ejército Arthas...yo puedo ayudar a cruzar el río.

-Arthas: enseñame tus secretos, mi leal amigo...

Deus se acercó a la orilla del río para introducir a Agonía de Sangre en él. Las aguas no tardaron en contaminarse con el filo de su hojarruna. Ahora corrían de un color verde, infectando y transformando en no-muertos a los ciudadanos que bebían de ella. De pronto...las oscuras energías formaron un camino de escarcha sobre las aguas, congelando las mismas.

-Deus: Arthas, tendrás que ir solo por allí...yo me adentraré en el reino de los elfos por otra entrada. Atacaremos desde el interior del reino.

-Arthas: me agrada tu plan, Libramorte pero hay una falla en él ¿los elfos no te detectarían al entrar en su zona?

-Deus: recuerda que el regalo de mi muerte fue la magia elfica. Puedo
pasar desapercibido entre los campos detectores de Lunargenta.

Una arrogante sonrisa se dibujó en el rostro de Arthas, el Libramorte estaba resultando más útil de lo que el esperaba. Cruzaron el puente escarchado y sus caminos se separaron. Deus había entrado en Lunargenta cubierto en los ropajes de uno de los elfos asesinados en el enfrentamiento contra los elfos en la primera puerta, acompañado claramente de los tres San'layn más fuertes. Mientras tanto Arthas dirigía una campaña destructiva buscando la Llave de las Tres Lunas, de la cual se habría enterado a través de un mágico traidor, quien desearía más que nada unirse a la Plaga.

*Nota: Aquí nos centraremos más en Deus y los San'layn dentro de Lunargenta

-Deus: vamos, daos prisa...no debemos demorar al Rey Exánime...

-Gwyndolin Caído-Oscuro: Libramorte, ¿que debemos hacer?

-Sherezade de las Sombras: si...mis hojas están ansiosas de servir al Rey Exánime....

-Glenn: danos la orden y acabaremos con esta ciudad...

El Libramorte observo a sus aliados, tomo aire para luego dirigir su vista a los vivos de Lunargenta. Su mirada se llenó de odio, un sentimiento que jamás en la vida habría sentido si aún fuera paladín. Entonces salió de sus labios la orden oscura.

-Deus: San'layn, aniquilad a los vivos...abrid paso a las legiones de no-muertos hacia el interior

El Libramorte removia sus trajes de elfo quedando expuesto ante los habitantes y causando el terror y la desolación mientras su hojarruna asesinaba a hombres, mujeres e ,incluso, niños. Nadie se liberaba de su cólera.

-Deus: ¡Gloria al Azote de los Muertos Vivientes!

Sylvanas se concentró tanto en la defensa de la puerta que ignoró totalmente lo que pasaba a sus espaldas. Cuando volteó a observar, Lunargenta ardía, los muertos vivientes habías perpetrado en sus defensas. Estaban aniquilando a los habitantes y alzandolos como necrofagos que se dirigían a la puerta que, supuestamente, estaba protegida por sus conjuros más poderosos.

-Sylvanas: ¡no! ¿Como habéis...?

-Deus: recuerdo haberte dicho,Lady Sylvanas, que tu voz me estaba irritando...pero no te preocupes pronto tu y tu ciudad formarán parte de la plaga. Durante la construcción de mi tumba los elfos apoyaron a la protección de "Radiancia de la Luz" la espada que se convertiría en esto: "Agonía de Sangre". Al parecer tus defensas detectaron esa magia y me permitieron pasar...

-Sylvanas: Deus...solías ser uno de los mejores paladines de La Mano de Plata. ¿Qué fue lo que te cambió?

-Deus: la voz del Rey Exánime, Sylvanas, es todo lo que escucho ahora. Sirvo al trono de hielo nada más.

El avance implacable del Libramorte obligó a Sylvanas a huir hacia los bosques en donde se encontró a Arthas. Allí Lady Sylvanas Brisaveloz encontraba su final, pero no definitivo, Arthas la alzaría como una poderosa Alma en Pena quien ayudaría a ambos caballeros de la muerte en la devastación de la ciudad. Las puertas de la ciudad de Lunargenta serían abiertas gracias a la Llave de las Tres Lunas que Arthas había conseguido. Así el Azote de los No-Muertos se apoderaba del sector de la ciudad de Lunargenta, no sin antes escuchar las palabras del príncipe traidor.

-Arthas: Ciudadanos de Lunargenta, os he dado muchas oportunidades para rendiros, pero las habéis rechazado tercamente. Sabed que hoy será el fin de vuestro legado, la muerte misma ha venido a reclamar la casa alta de los elfos.

El fuego, la muerte, la putrefacción que dejaban los no-muertos a su paso, se apoderaron de Lunargenta, no sabían si sería o no posible reconstruirla, pero el sufrimiento causado por las fuerzas de los caballeros oscuros era inolvidable. Así marchaban fieros contra la Meseta de la Fuente del Sol. Arthas no esperó más resistencia después de aquellos fatídicos actos, pero se sorprendió al ver que aún seguían luchando para proteger su amado tesoro. Por otro lado, Deus miraba confuso a los elfos, después de todo lo que habían pasado, aún querían morir luchando con honor.

-Arthas: después de esto, el Rey Exánime tiene planeadas más cosas Deus. Preparate para ir a Rasganorte una vez más si es necesario.

-Deus: los baldíos helados de Rasganorte...me hiela los huesos el simple hecho de pensar en ellos. Espero que allí nos esté esperando el mismísimo Rey Exánime, ya me estoy cansando de seguir órdenes a ciegas.

-Arthas: Calma, hermano mío, al final verás los resultados

Las tropas no-muertas alcanzaron la Meseta de la Fuente del Sol, allí las Agonías se encontrarían con otra espada mítica, Quel'Delar, una hoja elfica de gran poder. Sin embargo, no pudo hacerle frente a las hojarrunas. Así los restos de Kel'thuzad llegaron a la Fuente del Sol, corrompiendo su energía casi al instante.

-Kel'Thuzad: ¡SI! ¡Vuelvo a la vida, justo como el señor lo prometió!

-Deus: me alegra verte al fin Kel'thuzad, es un honor tenerte en nuestras filas.

-Arthas: lo mismo digo, nigromante. Ahora ¿Cuáles son las próximas instrucciones?

-Kel'thuzad: acompañadme, les explicaré mientras me adapto a mi nuevo cuerpo...

La Ascención del Caballero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora