Capítulo 3: Tyrion Vadín

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Las noticias de que el reino de Lordaeron había caído, que Quel'thalas había sido destruida por el avance de Arrhas y su Libramorte se expandían rápidamente a través de los Reinos del Este. En una pequeña cabaña ubicada en las actuales Tierras de la Peste, se ocultaba un veterano de la Orden de la Mano de Plata. Desterrado del reino y olvidado de la Orden por salvar la vida de un orco, Tyrion Vadín, mentor del joven Deus, vivía una vida "pacífica". Unos caballeros se acercaron a su cabaña con una carta.

-Tyrion: ¿Caballeros de Lordaeron? ¿Cómo están? ¿Puedo ayudarlos en algo?

-Caballero Drianne: Lord Vadín, disculpa nuestra interrupción, hemos venido a entregarte esta carta. Dentro está todo lo que debe saber. Espero, de todo corazón, que el golpe que está a punto de recibir no lo desmorone. Le necesitamos en la batalla una vez más.

-Tyrion Vadín: ¿A qué se refieren?

-Caballero Drianne: Mi Lord, confío en que le habrán llegado noticias de que Lordaeron cayó a manos del príncipe Arthas Menethil, Hijo de Therenas Menethil II. Le arrebató a la Alianza el cuerpo de Deus Vidriagon, después de asesinarlo cruelmente ante los ojos de su padre y, junto con él, a Radiancia de la Luz.

Vadín abrió la carta y comenzó a leer apresuradamente, en el documento estaba escrito todo lo que le acababan de decir.

-Tyrion Vadín: aquí...dice que Deus atacó Quel'Thalas junto a Arthas...¿eso es cierto?

-Caballero Drianne: si, Mi Lord. Ahora Arthas considera a Deus su mano derecha, justo como lo fue en vida. Bajo el rango de Libramorte, nos hemos enterado de que se dirigen hacia Dalaran. Aunque no hemos visto a Deus con ellos esta vez. Quizás, haya ido a Rasganorte.

-Tyrion Vadín: bien...iré a buscar a mi muchacho, él no se merece pasar por lo que está pasando, ciego de su voluntad como perro faldero en vez de estar descansando por la eternidad. Yo mismo liberaré a mi estudiante. Pueden retirarse caballeros y...muchas gracias por darme esta noticia.

Su armadura dorada, iluminada por la Luz pura con una pequeña corona elevada sobre su cabeza. Una espada de plata, que guardaba desde que le fueron arrebatados sus poderes de paladín. Sin embargo, la Luz jamás lo abandonó, sabe la causa justa y sabe su sufrimiento. Los caballeros habían abandonado el lugar, mientras que él se arrepentía en las sombras antes de ponerse en marcha.

Así Tyrion Vadín comenzaba a escribir en su diario, las primeras palabras mencionadas aquí y las últimas que su viejo libro podían aguantar:

"Deus Vidriagon, Heroe de Lordaeron y Héroe de Azeroth. Durante todo tu tiempo como caballero de la orden supiste entregarte completamente a la Luz. Vi siempre, en tus ojos, el brillo que nos animaba a todos a seguir luchando, incluso si la batalla estaba perdida. Aún recuerdo el día en que obtuviste tu espada "Radiancia de la Luz". Estabas ansioso de luchar, de defender a tu pueblo de toda maldad. Pero...que rápido se desvaneció aquel brillo. Meses después, el azote de los no-muertos dejó en ruinas nuestro reino, sin embargo tú nos animaste a luchar: "¡Escuchadme, Paladines de la Mano de Plata! ¡Nos hemos enfrentado a terrores más poderosos que estos descerebrados cadáveres andantes! ¿O acaso no recordáis a los demonios que aparecieron durante la apertura del Portal Oscuro? Iremos a combatir, por el bien de nuestra familia y nuestro reino. ¡Por la Luz y por Lordaeron!". Fatídico fue aquel día. Nuestros ojos se llenaron de lágrimas al verte...atravesado de lado a lado por aquella espada maldita que supuestamente salvaría nuestro reino. Descansa en paz, hermano mío. Espero, de todo corazón, que la Luz te haya reservado un lugar en el cual puedas sentirte orgulloso de lo que hiciste por nosotros. Así que...permitenos encargarnos ahora de la defensa de "Radiancia de la Luz"...es la única manera de devolverte el favor por tanto bien que has hecho. Adiós, hermano mío, te llevaremos siempre en nuestros dorados corazones."

(...)

"Porque para nosotros siempre fuistes un hermano en nuestra mesa, el más fiero de nuestros más jóvenes aprendices. Uther, Alexxandros, Magroth, Muradin, Arthas y yo, todos juntos viviendo los buenos tiempos."

(...)

"Pero yo, Tyrion Vadín, juro que recuperaré tu cuerpo, amigo mío, regresaré tu alma a la Luz, para que así no vuelvas a luchar jamás en contra nuestra, para que no debas blandir tu espada contra tus hermanos. Sé, que la tristeza inunda tu ya helado corazón, que tus sentimientos anhelan libertad, y que tu alma anhela descanso. Esa es mi promesa como tu mentor, como tu hermano de sangre y la cumpliré con orgullo y con honor. Y cuando estés en mis brazos, con tu último aliento, lanzaremos nuestras fuertes palabras que removerán las espinas de Azeroth: ¡ Por la Alianza ! ¡ Por Lordaeron !"

-Últimas Escrituras del Diario de Tyrion Vadín.

La Ascención del Caballero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora