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Mía miraba su celular desde hace 15 minutos, el chat con Pedri y un mensaje que no sabia como responder.

Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que el jugador del Barcelona le había roto el corazón. Y ahora tenía un mensaje de el esperando ser respondido.

La chica suspiró y bloqueo su celular, de nada le servía un perdón. La situación seguía siendo la misma, el estaba conociendo a otra persona y punto. Ella no podía ser solo su amiga como él le estaba pidiendo, no cuando ella tenía sentimientos por el.

Dejo el celular en su cama y decidió seguir acomodando sus cosas en el armario. Hace una semana habían llegado a Rosario, su papá había decidido hacer una pequeña reunión previo a Qatar que arrancaba en un mes aproximadamente.

Y justamente era hoy, sábado. El día elegido para conocer a los nuevos integrantes de la Selección, si bien tenía sus caras visibles no los había podido fichar antes.
La puerta de su cuarto se abrió y su hermano Mateo entró con una cara picarona, de esas que demostraban que se había mandado una o que quería algo.

—¿Podemos ir a andar en bici? — Mateo se sentó en la cama como pudo, considerando la cantidad de ropa que todavía no había terminado de ordenar.

—Pero hoy vienen los amigos de papá, si vamos a andar en bici no va a ser hasta la noche, esta bien? — Su hermano asintió y se bajo de la cama rapido para empezar a prepararse.

Mateo y Mía eran muy unidos, tenían un carácter parecido y eso a Mateo le gustaba. Cada vez que volvían a Rosario y su hermana no estaba estudiando o haciendo otra cosa compartían esa actividad juntos. Primero porque con Thiago ya tenían otra actividad que solo hacían ellos dos al igual que con Ciro, el más chico de todos.
Aparte sabia que era cuestión de tiempo hasta que ella se mudara de la casa de sus padres y que solo iba a tener estas oportunidades.

Busco las zapatillas y luego salio de la habitación.
Bajo las escaleras de la casa donde Mateo ya estaba con dos botellas de agua y la puerta abierta. Se lo notaba emocionado y ansioso asique se apuro para que después no se enojara por ser lenta.

—Listo, vamos.

Ambos salieron de la casa cerrando la puerta tras de ellos y buscaron sus bicis.
Sus papás no estaban en casa, se habían ido a buscar las últimas cosas para la fiesta, sus otros dos hermanos estaban con sus abuelos y se ve que Mateo ya había planeado esta salida porque sino otra razón del porqué estaban ambos solos no había.

El barrio donde vivían ellos era tranquilo y bastante seguro, no era novedad el porqué.
Sin embargo, Mía sabía que no quería quedarse en Rosario, ni tampoco quería quedarse en Barcelona. Si le preguntaran ahora ya mismo que quería, iba a ser vivir en Buenos Aires, en capital, donde la ciudad nunca duerme. Donde podia tener miles de oportunidades y sentirse más libre que en cualquier otro lugar.
Tenía sus amigos en Buenos Aires, veía sus vidas y las envidiaba. No le molestaba vivir con su familia pero de alguna forma sentía que ya era hora de salir de su ambiente cómodo.

Su trabajo la ayudaba a ser mas independiente, apenas había terminado sus estudios secundarios se había anotado en la carrera de diseño gráfico en Barcelona y si bien todavía no había terminado la carrera, le faltaban pocas materias para recibirse. Tenía suficiente conocimiento y cursos hechos para haber empezado a trabajar de ello en cuanto se le presento la oportunidad.

Su familia la había ayudado mucho, cuando sus papás tenían algún contacto que necesitaba algún diseño, alguna foto, algo en especifico, Mía era la encargada de ocuparse de ello. Y lo hacía bastante bien. Es por esa misma razón que había empezado a trabajar de manera free lance, para distintas empresas, distintas personas conocidas. Todo esto sin hacerlo conocido, los contactos de sus papás la habían ayudado a hacerse conocida en el ambiente de otras empresas y por eso cuando decidió hacer su portafolios y su página web no le había puesto su apellido, aunque todos terminaban enterándose de quien era, el saber que no la habían elegido por eso en primer lugar la hacía sentir bien.

Luego de una hora y haciéndose casi las siete y media, dieron la vuelta con un Mateo todo rojo y transpirado, ella estaba menos transpirada pero roja de igual manera.
Apenas llegaron a su casa se miraron sabiendo que era medio tarde, ya se escuchaba como su mamá estaba a las apuradas.

Entraron y vieron la casa bastante ordenada, con unas decoraciónes en el patio, el clima estaba bastante lindo como para desperdiciar el espacio. Vio a Thiago y a Ciro ya listos jugando a la play y a su papá en el fondo empezando a armar el asado.

—Anda a bañarte antes de que te vea mamá todo rojo Matu— Su hermano le sonrió y subió las escaleras corriendo.

Fui hasta la cocina a llenar las botellas y vi a mi mamá

—Estas rojisima hija, decime que se pusieron protector — La cara de su hija mayor delató que no había sido así. Suspiro sabiendo que iban a estar un poco quemados — ¿Te sirvió salir en bici?

Sabía exactamente el porqué le preguntaba eso.

—Si, hoy me mando un mensaje pidiendome perdon. Todavía no le conteste y nose si hacerlo, no me sirve de nada porque ya lo hizo.

Puso las botellas en la heladera y miró a su mamá. Todo el asunto con Pedri todavía le dolía, desde que volvieron a Rosario había intentado no pensar en el, lo había silenciado y no quería saber nada de él y ese último mensaje había arruinado toda la paz que había conseguido en las últimas semanas.

—Y no lo hagas, nadie te obliga Mimi. El se lo pierde y vos ganas una oportunidad más para conocer a otra persona, te pido que si es así esta vez le cuentes a tu papá y más si es alguien que el conoce.

Antonella la miro fijo y Mía asintió. Se dio la vuelta y empezó a caminar a su cuarto para preparar sus cosas para bañarse.

Busco un jean blanco y un top de hilo negro, no quería estar muy preparada porque solo iban a venir los mismos de siempre, a la mayoría ya los conocía desde que era muy chica y no había nadie a quien impresionar, no sabía si los más jóvenes del nuevo grupo iban a venir.

¿Doble M? × Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora