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Luna

-¿Luna?- me llamó Francesca- Valentina quiere ir a la piscina- sonrio

-Oh, claro- sonreí y me levanté del sofá

Me había quedado empanada mirando a la pared y metida en mis pensamientos, mi padre y Carla se habían ido y me tocaba cuidar de mis hermanas.
Ayude a Valentina con su bañador y nos fuimos a bañar, yo solo metí los pies, mientras veía como la pequeña saltaba al agua mientras se reía.

Llamaron a la puerta y tuve que sacar a Valentina un momento del agua para no dejarla sola allí, al abrir me encontré con Carlos y Alber, que venían respirando agitados.

-¿Se puede saber qué habéis hecho ahora?- me reí ante su aspecto

-Pablo está intentando aparcar y como nos aburríamos hemos venido corriendo- sonrió Alber

-Eso de dejar solo a vuestro amigo está feo- me reí

Ellos solo sonrieron, entraron a casa y fueron a ver a mis hermanas, que parecían quererles. Me asomé a ver si venía Pablo y así era, llegaba con tres bolsas en las manos, supongo que de los otros dos chicos.

-Trae anda- dije cogiendo una bolsa

-Gracias- sonrió y me besó la mejilla- ¿qué tal todo?

-Bueno, bien- dije entrando en casa- echaba de menos a estos chicos

-Estos chicos te echaban de menos a ti- sonrió

Llevaba sin verles una semana, el partido de cuartos contra el Madrid era en dos días y mi padre les había hecho trabajar duro, yo tenía mis propias cosas y junto con los benjamines fue complicado vernos.

-Deberíamos quedar mañana- dijo pablo para que lo escuchase solo yo

-¿Tú crees? Aún no te soporto lo suficiente- dije riéndome

-Que mentirosa, me adoras- contestó el rubio pasando un brazo por mis hombros

-Es verdad, me encantaría quedar mañana- dije con total sinceridad

-Lo hablamos por mensaje- me guiño un ojo y fuimos al jardín

Nos tiramos toda la tarde jugando con mis hermanas y hablando, disfrutando de nuestra compañía tras tanto tiempo sin vernos.

[...]

Pablo

Fui a por Luna a las 21:00, había reservado en un restaurante de un viejo amigo para cenar juntos y hablar de todo lo que tenía que contarle.
Era la primera vez que íbamos a cenar los dos solos a un sitio así, pero no me sentí nada incómodo, con Luna todo era sencillo.

Al llegar a su casa le mandé un mensaje avisándola de que estaba en la puerta y no tardo más de tres minutos en salir, llevaba un vestido negro que se compró con los chicos y conmigo, que parecía un top y una falda.

Al llegar a su casa le mandé un mensaje avisándola de que estaba en la puerta y no tardo más de tres minutos en salir, llevaba un vestido negro que se compró con los chicos y conmigo, que parecía un top y una falda

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INEFABLE- [Pablo Barrios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora