Charles Bukowski

6 0 0
                                    

Hola, mi nombre es Paula García. Como mencioné antes, he decidido escribir sobre Pablo. Quizás muchos piensen que no era alguien extraordinario, que no merecía un libro ni siquiera unas palabras, pero no saben lo que él significó para mí. No saben cómo el deseo y el amor se entrelazaron en mi historia con él. Pablo no era como los demás chicos, nunca fue como mi novio.

—Hola, Lluís —dije al contestar su llamada. Lluís Llach, mi novio en aquel entonces.

—Hola, linda. Derek, los chicos y yo hemos decidido ir al cine esta noche. ¿Te apetece venir con nosotros?

—Lo siento, hoy quedé con Charlotte. Mañana empiezan las clases, y no sé cuándo volveré a verla.

—Entonces deberías guardarme un momento para la cena. Mañana te vas a ese instituto y apenas te veré.

—Eres un dramático —dije con una sonrisa—. Pero está bien, esta noche puedes venir a casa.

—¡Genial! Allí nos vemos —respondó antes de colgar.

Todavía no sé por qué empiezo por esta parte de la historia, pero me parecía el mejor punto de partida.

—¡Ya voy, mamá! —dije al escuchar el timbre. Charlotte había llegado.

—Vamos, arréglate, linda —me apuró al entrar. A diferencia de mí, Charlotte era una amante de la moda. Rubia, con un ondulado de playa perfecto y una piel ligeramente bronceada, era la chica más guapa que conocía.

—Charlotte, ya estoy lista. Vámonos —anuncié. Mi atuendo no era el más elaborado, pero llevar un vestido cómodo era lo mío.

—Está bien, no te juzgaré. Eres mi mejor amiga —dijo, tendiéndome un pintalabios.

—Charlotte, sabes que no uso eso —pero al ver que era un tono sutil con brillo, no dudé en aplicarlo. Me encantaban esos labiales y, según Lluís, me quedaban bien.

—Te ves hermosa. Ojalá un día me dejes maquillarte —comentó con una sonrisa antes de salir rumbo al centro comercial. Al principio, me había molestado que usaran parte del campo para construirlo, pero con el tiempo me resigné. En este pueblo no había nada parecido.

—Amiga, necesito esto —dijo Charlotte emocionada. No pude evitar reír. Al salir de la tienda, llevaba tantas bolsas que tuve que ayudarla.

—Charlotte, ¿no crees que es demasiado?

—Tranquila. Ahora me invitas un Starbucks y lo compensamos —dijo con picardía.

—Está bien, yo te invito —acepté, divertida.

Al llegar a la cafetería, ella tomó la iniciativa.

—Hola, ¿nos podrías poner un frappuccino de fresa y un café extra frío con canela y sirope de vainilla, por favor? —mientras ella coqueteaba con el camarero, yo pagué.

—Charlotte, aquí hay una mesa —señalé, acomodándome con las bolsas.

—Bueno, amiga, ¿qué tal con Lluís? —preguntó entusiasmada.

—Podría ir mejor. Mañana empiezo las clases y... ¿le da igual? No, no. Me da igual a mí —me sorprendí a mí misma al decirlo en voz alta, mientras bebía un sorbo de mi café.

—Querida amiga, eso deberías revisarlo —comentó, con una mirada significativa.

El tiempo se nos pasó volando, y al regresar a casa, allí estaban Lluís y Marcos.

—¡Marcos Santiago Uribe, me debes una explicación! —exclamó Charlotte, con indignación fingida.

—Charlotte, tranquila. Yo también te extrañé —dijo Marcos, atrayéndola para un beso—. Bueno, y a tu trasero, hermosa.

—Podrías ser un poco más romántico, Marcos —lo reprendí, indignada.

—Pues ven, guapa, que si quieres te hago un poema oral —soltó con descaro. Esas palabras me causaron un asco tremendo. Nunca imaginé que una frase que podría haber salido de Charles Bukowski, uno de mis escritores favoritos, me resultara tan repugnante.

—Marcos, eres un gilipollas —bufé, alejándome hacia la cocina en busca de algo para beber. Lluís me siguió.

—Hola... Pensé que estaríamos solos —le dije al verlo.

—Yo también, pero Marcos apareció en mi casa y no pude decirle que no. Quiso ver a Charlotte.

—Eres un buen amigo —comenté, apoyándome en la isla de la cocina. Cuando lo tuve cerca, le di un beso.

—Amor, hoy me quedo a dormir —susurró entre besos. Sonreí, aunque la conversación con Charlotte seguía dando vueltas en mi cabeza.

El escritor demodé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora