Capítulo cuarenta y cinco: In Omni Vita

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Llegamos a la isla cuando el sol aún brillaba. El evento del océano, sumado a la muerte de uno de los competidores, fue suficiente acción por el día, por lo que la siguiente competencia se llevará a cabo mañana. En cuanto los barcos encallaron, los guardias se encargaron de montar el campamento, logrando hacerlo más rápido de lo que cualquier invitado necesitó para quejarse del calor o de la falta de un lugar para descansar.

Mientras mi esposo y sus padres se instalan en las carpas, le pido a Eleanor que me permita ayudar con los heridos para tener una excusa y poder escapar de ellos. Afortunadamente, al estar tan ocupada asegurándose de que todos los detalles estuvieran perfectos, no me hizo muchas preguntas y le ordenó a uno de sus guardias que me guiara hacia el lugar.

El trabajo no es demasiado pesado, ya que los soldados de Eastliberi se sanaron a sí mismos casi de inmediato y no todos los pretendientes de la reina necesitan atención médica. Sin embargo, esto me sirve para alejarme de mi familia y poder conocer a algunos de los aspirantes a reyes consortes de Eastliberi. Todos ellos son de sangre real y son diestros en el uso de la magia, como era de esperar.

Aunque muchos más hombres deseaban unirse al torneo, solo se aceptaron seis como dignos competidores, además de Rómulo. El primer hombre al que atiendo se llama Piero Barbow, quien recibió varios golpes y una herida profunda en la pantorrilla. Es un hombre fornido, aunque no demasiado alto. Su cabello y sus ojos son castaños. No diría que es el contrincante más prometedor, pero es realmente agradable.

Él cuestiona por qué una princesa está ayudando a los heridos, pero lo hace de una manera que no me hace sentir juzgada. Después de agradecerme por mi ayuda, me presenta a su hermano, Acy, quien tiene facciones similares, pero es más delgado. Ellos eran quienes peleaban juntos contra la bestia. Su primo, Walid, fue devorado por la serpiente marina. Les ofrezco mis condolencias apenas termino y ellos me aseguran que él sabía que su vida estaba en juego y que estaba dispuesto a arriesgarla por la oportunidad de desposar a Eleanor.

Piero también me habla de los otros contrincantes: Jorel, Thiago y el segundo favorito de la reina, Izán.

Izán es el segundo hijo del Duque de Sacritoris, el hombre con el que Gorka y Bharbo entablaron una conversación antes del comienzo del primer evento. Los competidores no escatimaron elogios al describir a Izán, describiéndolo con cabello plateado y ojos grises. Dicen que su figura es esbelta, pero fornida y elegante. Se hace presente la emoción en la voz de los hombres cuando resaltan las asombrosas habilidades que posee. Me relatan cómo logró someter a las serpientes en el evento anterior, dejando a todos atónitos con su destreza. No solo confía en su magia, sino que domina hechizos complejos que ninguno de los demás competidores podría replicar con éxito.

La mención constante de Izán en la conversación ha hecho que comprenda la verdadera razón detrás de la cordialidad de mi esposo hacia el Duque de Sacritoris. Gorka ha tejido con habilidad las palabras para dirigir la conversación hacia una posible alianza, consciente del potencial que se encuentra en la figura de Izán. Si el segundo heredero de Hakim logra la victoria en este torneo, Gorka obtendrá la codiciada alianza que tanto ansía con Eastliberi. Sin embargo, incluso si las circunstancias no favorecen a Izán, Gorka aún se asegurará un aliado valioso y, lo que es más importante, sentará las bases para que Regno se una a la magia, un objetivo que se vuelve cada vez más favorable para mí.

—Lo juro, yo vi cómo el agua alrededor de esa bestia se transformó en piedra. Cuando se estaba hundiendo, cambió un afilado trozo de madera que se desprendió de nuestro barco por acero y con ella la asesinó. Según él por piedad para que no muriera de hambre en el fondo del océano —nos dice Jorel con admiración en su voz, quien se acercó a nosotros cuando nos escuchó hablando de Izán. Mientras que los primos Barbow zarparon juntos, ellos compartieron la nave junto con Thiago —. Ni siquiera nos dio tiempo de intentar algo contra esa serpiente, la asesinó casi en el momento que tocó el agua. Nos dejó como idiotas frente a todos y, aun así, quiero volver a verlo en acción.

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