2# Aquellos Sueños Extraños

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Hace muchos pero muchos años atrás, en un Japón antiguo...

En los tiempos pasados se podía observar grandes paisajes aún sin ser contaminados por las construcciones urbanas y suelos pavimentados, en aquellos días la vida era sencilla, mientras ante la falta de iluminados que permitían a las maldiciones vagar con suma libertad por todo el lugar, aterrorizando a los aldeanos, causando matanza tras matanza y desapariciones de la gente de las aldeas.

Se dice que las maldiciones y espectros no suelen verse durante el día, eso decían,  y aún así, justamente ahí estaba; caminando tan gratamente bajo la luz de el sol del medio día se podía observar a una joven mujer de larga cabellera platinada, vistiendo con un hermoso kimono  blanco con detalles azules, algo corto y escotado ya que lo usaba de una forma que dejaba sus hombros al descubierto con un escote en la parte de al frente, junto a esta iba caminando un joven de cabellos rosado plano, siguiéndola a tan solo unos pocos paso de distancia.

¿Todo está bien?— pregunto de pronto la mujer sin voltear su cabeza pero observando por el rabillo de su ojo como él joven parecía caminar más despacio.

Claro que sí, ¿Por qué no habría de estarlo?— respondió él pelirrosa con una sonrisa presumida, más, obviamente ocultaba algo y esto no pasó desapercibido por la mujer.

Los humanos son muy malos mintiendo— respondió dando un pequeño giro para ver al joven directo a los ojos, aunque manteniendo su abanico azul cubriendo parte de su rostro.

En eso su mirada logra divisar como más adelante había un grupo de árboles que formaban la entrada de un bosque, entre ellos árboles se encontraban aquellos de flores de cerezo, esto definitivamente llamo la atención de la mujer.

En eso su mirada logra divisar como más adelante había un grupo de árboles que formaban la entrada de un bosque, entre ellos árboles se encontraban aquellos de flores de cerezo, esto definitivamente llamo la atención de la mujer

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Más adelante ahí un pequeño bosque, tomaremos un descanso en la entrada— indicio la mujer voltando para ver al joven.

¿Eh? ¡No es necesario, no estoy para nada cansado! ¡Es más podría seguir caminando por horas!— reclamo él joven pelirrosa al pensar que lo decía por él.

Aunque diga eso es obvio que su cuerpo está agotado ¿Acaso este humano no conoce sus propias limitaciones físicas?—  pensaba mientras escuchaba las quejas del menor— pararemos en la entrada del bosque — volvio a repetir, pero antes de que esté pudiera seguir replicando ella continúo— vi unos árboles de cerezo floreciendo en la entrada... Quisiera detenerme un momento a verlos— se excuso para así poder parar un rato.

Oh... bueno si tú lo dices Nee-chan... pararemos solo por eso y no por qué yo este cansado o algo por el estilo— dijo él pelirrosa llevando ambos brazos por detras su cabeza.

¿Pero a quién cree engaña con esa clase de afirmación tan obvia?—  pensaba mientras continuaba con su vista al frente— si, si, te lo agradezco pequeña humano ya que yo, una maldición inmortal está cansada de caminar— decía de forma tan sarcástica que casi golpeaba de forma física al pelirrosa.

El Amor Perdido De Sukuna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora