NIGHT HUNTER [KOOKV]

24

—¿Qué harías tú en mi lugar? —Sus ojos eran completamente negros cuando él le miró—. ¿Qué exigiría el honor?

—Eres mi compañero. El honor no significa nada.

Jungkook se quedó dentro hasta que él se bajó, rodeó el coche y abrió la puerta del conductor. Las manos de Taehyung eran cálidas y su rostro rebosaba de vida.

—Mentiroso —susurró—. El honor lo es todo. De lo contrario, somos igual que ellos.

Tras salir, estrechó fuertemente el cuerpo tembloroso de Taehyung.

—Lo haré.

Jungkook se preguntó si él comprendía que acababa de arrancarse el corazón y depositarlo a sus pies.

Taehyung sacudió la cabeza.

—No puedo herirte de ese modo.

—Ni hablar, gatito. Yo seré tu apoyo y, después, tú me buscarás en el plano psíquico. No lucharás más contra nuestra unión. Tu reticencia es lo único que lo está postergando... en cuanto intentes enlazarte, el vínculo se solidificará.

Le empujó con fuerza para apartarlo.

—No.

—Sí.

—¿Qué será de los DarkRiver sin ti? ¿Lo has pensado? —Taehyung sacudía la cabeza mientras sus ojos se tornaban del color del ébano—. No aguantarás más de un par de meses si me conecto contigo... te exprimiré hasta haberte consumido. No me pidas que te destruya.

—Jin es lo bastante fuerte como para hacerse cargo hasta que Jay tenga edad.

La decisión estaba tomada.

—No, Jungkook. No. —Taehyung temblaba de la cabeza a los pies.

—Solo así dejaré que accedas. —En lo relativo a Taehyung, no había nada civilizado en él—. Prométemelo.

Él negó en silencio.

—Prométemelo, gatito.

Taehyung dio media vuelta y se alejó corriendo de él. Jungkook dejó que entrara en la casa y luego aguardó a que Jin saliera del bosque y se detuviera ante él.

—Él tiene razón. El clan DarkRiver te necesita.

—Y yo lo necesito a él. —Jungkook había presenciado cómo moría una mujer a la que amaba y no estaba dispuesto a pasar de nuevo por eso con él —. De todos modos, si sobrevivo serviré para lo mismo que si hubiera muerto.

Consciente de que se había recuperado completamente después de haber seguido a Henry, Taehyung decidió poner el plan en marcha la noche siguiente. De ese modo tendría tiempo para examinar concienzudamente los patrones de pensamiento que iba a imitar.

Rina se había ofrecido voluntaria para dejar que Taehyung escaneara los suyos, pues estaba claro que la joven soldado se ajustaba al perfil de las víctimas.

Esas eran las razones lógicas, pero lo cierto era que, por egoísta que eso le hiciera parecer, quería pasar una noche más con su amante. En la cama, envueltos en la oscuridad, fue Taehyung quien le buscó.

Él estaba furioso y desatado, y Taehyung podía sentir su ira contenida. Pero sus manos eran increíblemente tiernas, y en cada caricia expresaba una devoción como jamás había soñado. Se quedó dormido en sus brazos, protegido y a salvo, por eso no pudo creer tanto horror cuando comenzó el sueño.

—¡Ayúdame! —Escuchó el grito desgarrado de lo más profundo de la conciencia de una mujer—. ¡Por favor, ayúdame!

Taehyung trató de calmarla, devastado por el sufrimiento desolador que pudo percibir.