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Parte I.

"El médico es considerado uno de los mejores en su campo". Lee Taeyong tarareaba sin comprometerse, mirando por la ventana del helicóptero el cielo sin nubes.

—Todo estará bien, —dijo el otro omega. —Estoy seguro de que no es nada serio.

Fue un sentimiento agradable, pero Taeyong lo dudaba.

Era joven, no estúpido.

Él había hecho su investigación. Había algo mal con él. O al menos había algo mal con sus calores. Después de su tercer celo anormalmente fuerte, Taeyong no pudo negarlo más. Se suponía que los omegas como él tenían calores muy suaves, permaneciendo lúcido y en control. Se suponía que los omegas como él no debían convertirse en animales sin sentido que anhelan un nudo alfa. Y, sin embargo, eso era exactamente lo que le había pasado a Taeyong durante sus últimos tres calores, y se había estado poniendo progresivamente peor.

En este punto, no tuvo más remedio que ver a un médico y por mucho que Doyoung intentara consolarlo, Taeyong dudaba que no fuera nada serio.

—Esta es una buena clínica, Taeyong, —dijo Doyoung cuando el helicóptero aterrizó. —La mejor en Corea. Su servicio, discreción y experiencia están muy bien valorados. No hay necesidad de estar nervioso.

Taeyong sonrió levemente al omega mayor. Le gustaba Doyoung. Desde que se había mudado a Corea, Doyoung se había convertido en la persona más cercana a él en el país.

Doyoung era todo lo que se suponía que era un omega: hermoso, de buenos modales, bien hablado y elegante.

Junto a él, Taeyong estaba agudamente consciente de sus propios defectos. No se trataba realmente de la apariencia externa: él sabía que físicamente se parecía mucho a un omega, y uno bonito, con sus rasgos suaves, cabello castaño claro y largas pestañas enmarcando sus ojos azules.

Pero comparado con Doyoung, Taeyong se sentía como un pueblerino. Demasiado libresco y sin gracia. Demasiado socialmente incómodo. Nunca sabía qué decir, prefiriendo su computadora y sus amigos en línea a personas reales.

Por eso terminaste huyendo a otro país, tonto.

Apartando el pensamiento, Taeyong dijo: —No estoy nervioso.

—Te esperaré aquí. —dijo Doyoung, claramente sin creer su mentira.

—No, —dijo Taeyong, abriendo la puerta del helicóptero. —

—Por favor, no desperdicies tu tiempo. No soy un niño; tengo dieciocho puedo encontrar mi camino a casa.

Casa.

Incluso después de meses en este país, el majestuoso lugar de Qian todavía no se sentía como en casa.

Extrañaba su hogar. Su verdadero hogar.

—Si estás seguro. —dijo Doyoung, frunciendo el ceño un poco, pero aceptando su decisión, siempre tan considerado.

Una parte de Taeyong deseaba que Doyoung presionara e insistiera en quedarse con a él. Dioses, estaba jodido. Estaba hecho un lío. Taeyong fue probablemente el único omega en existencia que no anhelaba la independencia y la libertad para hacer lo que él quisiera, lo que anhelaba era ser parte de una manada, la seguridad de no tener que tomar decisiones difíciles por sí mismo. No estaba acostumbrado a esto, él no estaba acostumbrado a estar tan solo. Había crecido rodeado de personas mayores cariñosas. Hermanos, bajo la protección de su madre alfa.

En los últimos meses, Taeyong había descubierto que ser independiente estaba muy sobrevalorado.

—Estoy seguro, —dijo Taeyong con una confianza que no sentía. —¡Gracias por el paseo!

Blurred Lines | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora