Blurred Lines | Jaeyong

10.

Después de la gala benéfica, Taeyong se prometió a sí mismo que mantendría las distancias con YoonOh.

El problema era que YoonOh parecía decidido a arruinarlo. Se había acostumbrado a llamar a Taeyong todos los días, a veces dos veces al día, supuestamente para actualizaciones de salud, pero de alguna manera, terminaron hablando durante horas cada vez. YoonOh era tan bueno para hablar. Estaba muy atento a sus estados de ánimo y siempre sabía qué decir para que Taeyong se sintiera mejor. Taeyong amaba su voz baja, amaba la forma en que lo hacía sentir, como si estuviera envuelto en la manta más cálida. No podía tener suficiente, siempre se sentía un poco vacío cuando tenían que terminar la llamada.

—Deberías colgar, de verdad. — dijo Taeyong, su voz sonando poco convincente incluso para sus propios oídos.

Estaba en su computadora, tratando de prestar atención a la conferencia de ciencia cibernética que sus amigos en línea estaban viendo. Tratando de ser la palabra clave allí. La mierda geek nunca le había parecido menos interesante.

YoonOh se rió, su exquisita risa hizo que Taeyong también sonriera. Reclinado en su sillón de aspecto cómodo, el alfa tomó un sorbo de su bebida, mirando a Taeyong por encima del borde de su vaso. —¿Por qué no lo haces tú? Ve a ver tu conferencia si es tan interesante.

Taeyong miró burlonamente la pantalla de su teléfono, la parte posterior de su cuello se calentó. —Soy un omega con una marca en ti. En serio, no puedes esperar que pueda colgar.

Los labios de YoonOh se curvaron en una pequeña sonrisa. —Cierto, — dijo. —Pobrecito.

—Deja de burlarte de mí, — dijo Taeyong, haciendo un puchero exagerado. —Estoy sufriendo.

YoonOh volvió a reír y Taeyong se encontró sonriendo. Era asombroso lo bien que se sentía burlándose de su patético enamoramiento mientras YoonOh se reía con él, mientras YoonOh seguía hablando con él.

Dioses, realmente era patético, pero no le importaba

En su visión periférica, el chat se estaba volviendo loco, sus amigos en línea probablemente se estaba volviendo loco por algo emocionante, pero Taeyong no podía obligarse a apartar los ojos de YoonOh. Miró con deleite la manera relajada en que el gran cuerpo de YoonOh estaba tendido en su sillón. Le encantaba ver a YoonOh con ropa tan informal, con la guardia baja en su propia casa. Parecía cómodo. Suave.

No es que se viera menos atractivo que de costumbre: su camisa gris holgada tenía los dos botones superiores desabrochados, mostrando una vista tentadora de su cuello fuerte y la parte superior de su pecho tonificado.

YoonOh no estaba afeitado y su hermoso cabello estaba un poco desordenado, haciendo que los dedos de Taeyong ansiaran enterrarse en él.

—¿Estás... — YoonOh dijo, dejando caer su sonrisa y mirándolo fijamente. —¿Sufriendo?

Taeyong se encogió de hombros. —No más de lo habitual. Un poco cachondo, pero... — Suspiró, mirando con añoranza el regazo de YoonOh. Pagaría una pequeña fortuna para poder meterse en él ahora mismo. Ni siquiera era necesariamente sexo lo que deseaba, aunque también deseaba sexo. Realmente quería acurrucarse con él y ser sostenido en sus brazos.

Probablemente debería preocuparlo.

Le preocupó, después de que finalmente logró colgar media hora más tarde. Pero nunca le preocupó mientras hablaban.

Taeyong sabía que lo estaba pasando mal. No era una buena señal que YoonOh fuera lo primero en lo que pensó cuando se despertó. Definitivamente no era una buena señal que sus días se sintieran apagados hasta que habló con él.