Irene.Papeles, papales y más papeles, llevo así horas, la luz de la mesita de noche es fría, me llego a sentir los ojos resecos, mientras que mis rodillas empiezan a quejarse de tenerlas tanto tiempo dobladas sobre las ásperas y rugosas sábanas de la cama, por lo que opto por cambiar de posición y ponerme boca abajo, observando todos los historiales que me quedan, he decido acumularlos en 3 montones diferentes, el que se encuentra en la mesita de noche son los que estoy segura tienen que ser espías o infiltrados, unos 120 más o menos, el montón que está en el suelo son los inocentes, unos 300 más o menos mirándolo a ojo, y por último el montón de los que no tengo ni puñetera idea de si son inocentes o no, unos 50 más o menos.
Llevo mi mirada a la silla del escritorio, situada a mi lado, donde aún quedan por lo menos 600 informes más, mañana por la mañana me traerán la otra mitad de los soldados.
Dios mío, no puedo más. Estoy agotada.
Suspiro y cierro el expediente que leía hace minutos sobre el montón de la silla, me giro sobre mi eje y miro al techo, por algún motivo mis ojos se llenan de lágrimas, bueno... más bien si lo sé, pero no quiero reconocerlo, sin embargo no puedo evadirme de la realidad; Dante. ¿Raro, no?
¿Cómo pudo tener la cara tan dura de evadirme? De tan siquiera... no prometérmelo, como si de un chicle insignificante se tratase, tal vez eso es lo que soy verdaderamente para él; Un chicle insignificante, que cuando se le va el sabor, lo tira.
Suena quizás triste o inclusive dramático, no voy a negarlo, es verdaderamente lo que me hace sentir. Sé que a día de hoy me sigue teniendo rencor por no haber dejado a Jason en su día aún cuando sabe la verdad, aunque no lo diga, sé que lo siente así, y yo no hay día que no me martirice por aquello, pues bien sé que de no haber sido por mi gran fallo, por el fallo de no haber investigado lo suficiente sobre lo que decía Jason, de no haber sido por eso, posiblemente ahora estaríamos juntos. Pero un pequeño consejo: haz lo que sientas, no estamos aquí para siempre.
Me siento mal, cansada, agotada... Con ganas de tirar la toalla. Pero el miedo a hacerlo es mayor.
Las pesadillas me atormentan día tras día, y es un agobio constante, pues cada vez estas son peores, ahora con otra nueva; Dante asesinando a aquel hombre en el callejón del club.
Ojalá poder olvidarlo, ojalá poder evadir todo lo que lo rodea, toda la oscuridad que carga en su espalda... Esa aura densa, abrumadora y oscura que lo rodea... De verdad espero que algún día llegue a confiar tanto en mi como para contarme sus temores del pasado y sus miedos de ahora, pero no, se piensa que poniéndose una coraza se protegerá, y bien se sabe que no es así, solo retendrá el dolor hasta que explote y cargue contra todo el mundo, incluyéndome, sin importarle cuanto dañe, cuanto duela...
Siempre supe que Dante no es fácil de llevar, tiene un temperamento que arrasa con mares, ni una tormenta creada por el mismo Poseidón destrozaría tanto como él lo puede llegar a hacer. Es un sabor amargo sinceramente, pero... ¿Y Yo?, ¿A que estoy esperando para alejarme?, ¿A que me maten? ¿A correr la misma suerte que mi madre?, ¿Por qué es tan jodidamente difícil despegarse de Dante Volkov?
La respuesta es; Engancha, como el mismo cannabis, como un ludópata cuando prueba por primera vez la agridulce victoria de las tragaperras. La intensidad, la pasión, el fuego que crea en mi, la toxicidad en la que nos vemos envueltos porque ninguno queremos soltarnos a pesar de que nos hagamos daño, el calor con el que me abraza cuando duerme conmigo, como se aferra a mí, que me llega a dar hasta miedo el respirar por no despertarlo y sobre todo... porque todo lo malo, engancha. Y todos sabemos que él es el malo de esta historia, sin embargo, es el héroe de mi realidad. No quiero dejarlo, no quiero acabar con nada de esto porque lo necesito, el me hace falta. Pese a todo sé que me quiere... Querer es cuidar.
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Canciones de balas perdidas ; Nuestro punto y seguido continúa. (T#2) (+18)
RandomTras la repentina separación de Dante e Irene, todo en la vida de estos fue cuesta arriba y pesada. Ella, dolida porque creyó que el amor sería más fuerte que cualquier cosa que se les pusiera por encima. Él, magullado por el dolor del engaño, por...