𝟎𝟏

687 68 11
                                    

MINE

¿Qué afán tenía esa araña de dos metros por tener todo a oscuras?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¿Qué afán tenía esa araña de dos metros por tener todo a oscuras?

Era la tercera vez que se golpeaba con un mueble o fuera lo que fuera, chillón de dolor por lo bajo, maldiciendo varias veces, retrocediendo lentamente, tratando de que el dolor cesara.

O simplemente era otro de sus castigos.

Bufó, abrió la palma de su mano, y de ella se desprendió una luz rojiza, no tan fuerte para tener una visión clara pero era mejor que estar completamente a oscuras. Parpadeó varias veces, el lugar era algo amplio, podría decirse que frío, lleno de muebles y estantes. No podía describir mucho debido a la poca luz que el lugar y su cuerpo ofrecía.

Resopló.

Su sentido arácnido le advirtió la pronta presencia de alguien, no se molestó en girar el cuerpo, solo se limitó a suspirar.

— Sé que estás ahí, por si no lo recuerdas, yo tengo sentido arácnido— recalcó el "sí"— De nada te sirve pasearte libremente.

— Claro que lo sé— escuchó cerca de su cuello, girándose de repente, encontrando la anda ahí— También sé que tu sentido de la orientación tiene... ciertos fallos.

Puta madre.

Apretó los labios, evitando mirar a algún otro lado por miedo a equivocarse.

— ¿O me equivoco?

La fémina no respondió, solo se limitó a mirarlo el piso debajo de sus pies. Suspiró, volteándose, esperando verlo, aún no abría los ojos, pues con la otra mano estaba sobándose la cien.

— Déjate de juegos, ¿Por qué tienes la habitación a oscuras? — los abrió, dando un brinco al tener el pecho del moreno justo frente a ella, parpadeó varias veces.

Al enfocar la vista, el cuerpo contrario ya no estaba.

— No puedo ver nada aquí adentro, Miguel—— bufó— ¿Qué estás tramando? Hombre, sé que estás aquí, cabrón, respóndeme.

Dio varias vueltas en su lugar, sentía la presencia del más grande, más no lograda identificar bien dónde. Usó ambas manos para intentar tener algo más de luz, sin embargo, no hubo mucho cambio.

Dándose por vencida, el brillo en ambas Palmas comenzó a desaparecer, una risa del mexicano le hizo saber que había hecho lo que quería, mentiría si dijera que no estaba molesta, odiaba el hecho de que O'hara jugara de esa manera. Los últimos días, podía sentir su presencia en aquel lugar, pero nunca había dicho algo, y se había empeñado en ignorar el hecho de que se encontraba con ella, se ponía sumamente nerviosa.

Ahora le era imposible ignorar ese hecho, así que solo le quedaba afrontarlo, aún si eso significaba meterse totalmente y por cuenta propia en la boca del lobo.

𝐌𝐈𝐍𝐄 | 𝐌𝐈𝐆𝐔𝐄𝐋 𝐎'𝐇𝐀𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora