Prólogo

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-¡No! – gritó con miedo el hombre – ¡Déjame en paz! ¡Sal de mi cabeza!

-Yo no he hecho nada, Maxwell – le contestó la grave voz de su cabeza – Tú lo hiciste. Tú les arrebataste la vida a tu amada y a tú peque...

-¡No lo digas! ¡No te atrevas a nombrarlos! No quiero... No quiero...

-¿Qué no quieres? ¿Ver la única de las verdades?

-Cállate... Solo... Solo cállate...

-Tranquilo, mi querido amigo. Tal y como te dije, te ayudaré a recuperarlos. Solo debes hacer lo que te diga.

-No voy a caer en eso, sucia rata de alcantarilla.

-Está bien, no lo hagas. Me quedaré aquí, contigo, para siempre. En tu cabeza... Recordándote lo que podrías haber hecho, pero no hiciste por ellos.

El silencio irrumpió y reinó por unos segundos.

-No... No... Espera... Espera. ¿Ellos...? ¿Ellos...?

-Volverán. Te lo garantizo. Podrás volver con ellos.

-Y volver a ser feliz...

-Y volver a ser feliz, Maxwell. Y volver a ser feliz...




Prólogo – FIN.

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