03

6K 363 91
                                    


Dieron el concierto por terminado, en mis pensamientos pasaban más palabras las Tom “Te amo”

Probablemente no eran dirigidas para mí. Pero hay posibilidades ¿no?

Digo el me prometido que sacaría una canción dedicada a mi cuando éramos novios o tal vez se la dedico a una de las tantas mujeres con las que ha estado.

Algo interrumpió mis pensamientos.

Era Andreas.

Andreas: ¡___! El desayuno está listo-Entró dando una patada a la puerta.

___: ¡Oyee! Vas a tirar la puerta.

Andreas: Tengo las manos ocupadas ¿no ves? Mejor ven y ayúdame.

Me paso el plato en donde venia el desyuno.

Andreas: ___... Bill me ha vuelto a llamar, dice que necesitan una respuesta hoy mismo.

___: ¡¿Hoy?!

Andreas: Si hoy, ellos terminaron la gira hace unas cuantas horas, tiene que saber si van para Hamburgo o si viene para aquí.

___: Si... Yo quiero verlos, diles que vengas aquí-Le sonreí.

Andreas: ¿No abra ningún problema con Tom?

___: Es verdad que aún no estoy preparada para verlo, pero creo que es hora de enfrentar las cosas, ya han pasado 4 años después de lo que paso, creo que es mejor dejar los rencores a un lado...

Andreas: Bien, lo llamare enseguida-Salió de mi habitación.

(...)

Kate había llegado a casa.

Ella trato que para la fiesta me pusiera un vestido pero me negué rotundamente, no podía negar que el vestido que me había traído estaba lindo.

Pero...

Me lo puse y no me gustó como me veía, sentía que estaba muy “gorda”

Mi amiga Kate me dijo que para nada era cierto lo que estaba diciendo, que se me veía hermoso.

Igual no me gustó.

Ella si tuvo la suficiente confianza en sí misma para ponerse un vestido negro de cuero pegado al cuerpo.

En parte la envidiaba, ella tenía el cuerpo que cualquier chica de 19 años quería tener.

Trate de no ponerle mucha atención a estos pensamientos que tenía.

Al llegar la hora dicha a la fiesta, nos llevamos la grata sorpresa que todos nuestros amigos iban a ir a aquella fiesta.

(...)

Los tragos ya me habían alterado un poco, por alguna razón esta vez no podía dejar de tomar, quería emborracharme.

Carolina y Edward, decían que me calmara un poco, pero yo no quería hacerles caso.

Le pedí a Matius que bailará conmigo y el sin dudar acepto.

El un día que fui a su casa a cuidar a sus hermanos, me declaró que estaba enamorado de mi.

Han pasado como 3 meses desde que eso pasó, yo le dejé bien que no estaba en busca de una relación y de que el no me gustaba.

Me entendió, pero desde ese día las cosas son un poco incómodas con el.

Terminamos de bailar la canción que estaba sonando en la discoteca, esta no era la mejor, pero era divertido ir allí.

Las discotecas más buenas son las de los barrios den centro, pero a ninguno de nosotros les gustaba ir ahí por lo que había pasado con Teresa.

Era la primera vez que quería hacerlo.

Sabía que Andreas traiga de lo que quería consigo.

___: Andreas... Quiero probarla.

Andreas: ¿Que quieres probar?- Se hizo el tonto.

___: Tu muy bien sabes a qué me refiero, dame un poco por favor.

Andreas: ¡Pero solo un poco!

Saco una pequeña bolsita de el bolsillo de su pantalón, esta contenia un polvo totalmente blanco.

El me extendio la mano y me dio la pequeña bolsita.

Puse el polvo blanco sobre la mesa.

Yo ya había visto como se hacía esto en varias ocasiones, entonces no se me hizo difícil reclearlo.

Con una tarjeta que Carolina me dio forme lineas rectas.

Me acerque a al polvo y con mi nariz lo absorvi completamente. Todos vitorearon, ellos ya lo habían hecho, solo faltaba yo.

Edward: ¿Como te sientes ___?

___: Se siente raro, pero me gusta- En un tiempo de 5 minutos, me empeze a sentir feliz sin motivo alguno.

No fui la única que me anime ese día, la primera en hacerlo fui yo, después lo hicieron todos los demás.

Mi alrededor lo sentía borroso, un brazo se poso en mi cintura y me paro del sillón donde estaba sentada.

No podía ver la cara de la persona con claridad, sentía que me estaban sacando de la discoteca, cada vez la música se escucha más y más lejos.

Unos labios se posaban en mi cuello y mis labios, dando besos humedos, yo inconscientemente daba pequeños gemidos.

Oi como me bajaban de un carro, eso es lo que a duras penas podía ver.

La misma persona volvió a agarrarme por la cintura y me subió a una habitación, parecia ser una casa.

Mi ropa era quitada por la otra persona, aun no podía ver su cara.

Yo no tenía fuerzas para defenderme o para poder protestar.

Escuche como la ropa de la otra persona caía al frío piso.

En un momento pude ver a la persona que me estaba haciendo eso...

No la conocía en lo absoluto, nunca en mi vida la había visto, era un señor como de unos 45 años, yo me encontraba en ropa interior, pero an cambió el se encontraba totalmente desnudo.

Me dio tanto asco que reaccione pegándole en su entrepierna.

Aproveche esto para salir corriendo, necesitaba encontrar una salida de ese lugar.

No me dio tiempo de volver a vestimer, cuando encontré la salida, corrí, oí que unos pasos se acercaban a mi, mientras se quejaba de dolor.

Al salir a la calle no pude reconocer mi entonor, de los cuatro años que había pasado en Stuttgart no sabía donde me encontraba.

Era tarde por la noche, antes de salir almenos logre cojer mis pertenencias pero no mi ropa...

Ahí estaba yo una chica de 19 años caminando sola por la calle semi desnuda, sin saber en qué lugar se encuentra.

Mi única solución fue sacar mi teléfono celular y llamar a la primera persona que me apareció.

¿El destino nos separa o nos uné? | Tom Kaluitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora