Capitulo IV- Cassandra.

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El tiempo transcurrió lentamente en aquellas cuatro paredes, mi atención cada vez iba disminuyendo así que empecé a jugar con mi copa de vino. Todos los presentes se quejaban del abuso de autoridad que el nuevo emperador tenia, el excesivo tributo y más cosas que no puse atención.

-Debemos hacer algo para acabar con esto o al menos para que nos afecte menos- El embajador Valdar Goldwald musitó con preocupación, tenia una curiosidad enorme por saber sobre la caída de su ancestro.

- ¿Y qué propones? Nadie de aquí va a doblegarse ni besarle las botas a ese malnacido – Respondió el Urpaki con molestia en su rostro, su citania era la que mas peligro corría por sus tres hijas.

- Debemos analizar las posibilidades que tenemos- Mi padre era el único sereno, era extraño.

- ¿De qué posibilidades hablas Balderik? No me digas que crees que podemos convencer a su majestad a cambiar sus leyes. Si pagamos el impuesto y servimos a sus pies será más suave con nosotros- El gordo de la mesa hablo, Mistwick no tenia la fama de ser el más inteligente, pero esto ya era extremo, no puede aguantar más y solté una pequeña risa.

-Si tiene una mejor idea puede dar su experta opinión señorita- Su sarcasmo era muy notorio.

-Puede dejar a un lado su sarcasmo mal disfrazado. Todos aquí se quejan del mal manejo del imperio por parte de Frideric, pero si lamer sus botas y portarnos como cachorros es la opinión de un experto quizá no tengamos esperanza alguna, pero yo no sé nada claro- Le dedique la más hipócrita de mis sonrisas al embajador Stefan.

- ¿Entonces que podría proponer señorita? - Mi relación con el embajador Liu Diamond Fang era bastante agradable.

- Es bien sabido que sus nuevas tropas son poderosas y fieras en el combate, si unimos nuestras tropas formaríamos un ejercito como no se ha visto en la historia de este imperio- La emoción crecía dentro de mí, mis hermanos empezaron a apoyar mi idea.

-Podremos encontrar una manera de inmovilizar a las tropas con algún tipo de sustancia que puedo crear sin problema- Derek siempre mantenía una seriedad a la hora de apoyar cualquier estrategia mía, aunque fuera descabellada.

-Además podemos estudiar bien el terreno de cada fortaleza para acabarlos poco a poco, si me lo permiten puedo idear esa estrategia. -Chris se veía inspirado, su mirada se ilumino de un momento a otro.

- ¿Balderik no has educado bien a tus hijos? O explícanos la razón de que salga tanta estupidez de sus bocas- Las palabras del embajador Gudfred Northcastle cortaron la inspiración de nuestro plan.

-Se nota que no saben nada acerca de la historia del imperio, esas bestias no pueden ser derrotadas ni inmovilizadas, ¿creen que no lo intentamos en el pasado? Dejen sus juegos infantiles y maduren- Urpaki jamás se había dirigido de esa manera hacia nosotros, los murmullos empezaron a inundar la habitación y un nudo en mi garganta empezaba a formarse, por un momento me sentí como una idiota, pero eso solo me hizo enfadar, golpeé la mesa con enojo atrayendo la atención de todos.

-Conozco perfectamente la historia de nuestro imperio, los que no la entienden son ustedes. En el pasado todos nos uníamos para acabar con cualquier enemigo saliendo gloriosamente victoriosos, pero solo una derrota grave fue suficiente para tenerlos ante los pies de este tirano. Él nos ve como viles gusanos corriendo en su palma a los cuales puede aplastar fácilmente y no es así, somos un poderoso imperio que si se apoya y colabora pode...

-Siéntate Cassandra, es claro que solo eres una mocosa inexperta- Nuevamente Mistwick lograba sacarme de mis casillas.

-Le recuerdo que no respondo ante sus órdenes, si tanto le gusta ser un gusano para su tan adorado emperador no entiendo que hace aquí, espere creo que lo sé. Solo está aquí para calentar una silla. - Sali del gran salón, era evidente que recibiría un gran regaño por parte de mi padre cosa que no necesitaba en ese momento precisamente.

Emperatriz. Relatos de Arcadia IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora