Chapter One

15.2K 1.4K 82
                                    

El amor es huir de la vida terrenal antes de la muerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El amor es huir de la vida terrenal antes de la muerte.

Edgar Allan Poe

Meredith miraba fijamente el camino en dirección a Mystic Falls

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Meredith miraba fijamente el camino en dirección a Mystic Falls

El lugar del qué había escapado hace más de un siglo, dejando atrás absolutamente todo. Pero jamás se resignó a dejar de buscar a sus hijos

Sus hijos, cegados por el amor de una mujer quien terminaría siendo su condena... O quizá su libertad

Jamás creí que volvería a este lugar-habló por primera vez la oji-azul-

Verónica Gilbert, hermana de Jonathan Gilbert, uno de los fundadores de Mystic Falls, su mejor amiga y única compañera tras ser obligada a casarse con Giuseppe

Mer, ¿acaso no extrañaste este lugar?, o a tus hijos, no creas que no escuchaba como llorabas luego de irnos

No creas que no extrañé a mis hijos... Creo que pude haberlos ayudado más–La frase que ella más repetía siempre fue "Pude haberlos ayudado", pero bueno, una mujer que en ese entonces era maltratada, ¿podía hacer algo contra una jauría de hombres cazadores?–

–Meredith, lo pasado pisado, como me gusta decir–Verónica sonrió. Ella era mucho más espiritual, y eso considerando que la mitad bruja era Meredith–

Meredith venía de una familia de un largo linaje de brujas, cosa que a su mamá nunca le agradó, principal motivo para ella casarse y llegar a tener un lugar en la sociedad

Giuseppe Salvatore, la condena de Meredith y la mina de oro de su madre

–Llegamos–Informó Verónica para ambas bajar del auto, Meredith miraba la casa fijamente–Le diré al camión donde dejar las cosas–La pelinegra asintió y su mejor amiga se alejó–

Sintió una mirada sobre ella, al voltear encontró a alguien idéntica a Katerina Petrova. Habría ido a asesinarla, de no ser porque su presencia era completamente diferente a la de la mujer que convirtió a sus hijos

The Salvatores' Mother-Klaus Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora