Chapter Twenty-One

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El amor es la única cosa de este mundo que no quiere más comprador que a sí mismo

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El amor es la única cosa de este mundo que no quiere más comprador que a sí mismo.

Friedrich von Schiller

Los tres Salvatore seguían con su charla

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Los tres Salvatore seguían con su charla

—Entonces, digamos que Sage mató a todos ese año... No es la loca doctora Fell—dedujo Damon—Es mujer... No podría matar a tres hombres

Lanzó un dardo qué fue detenido por Rebekah

—Eso es sexista—hizo saber la rubia

—Una mujer podría matar a un hombre si está motivada—secundó Meredith. Stefan miró a Rebekah—

—¿Tu nunca te rindes?

—¿Por qué el mal humor?

—Se desintoxica—Informó Damon—

—Antes eras más divertido

—No lo molestes—pidió el pelinegro—hacerse el puro lo pone de malas

—Solo quiero dejar de matar personas por que si

—Bueno, perfecto, me equivoqué... Tu solías hacerte el puro—sujetó un diario—querido diario, Damon perdió el camino, yo tomé el control de mi vida y el aún la desperdicia—Rebekah le arrebató el diario—

—El padece por su rencor, es solo un hoyo sin fondo—Miró a Damon—tu tampoco parecías divertido Damon

—No lo era, la mujer que amaba estaba en una tumba y no iba a salir en cien años, no era nada divertido—Miró a Rebekah—¿tu cómo la conoces?

—Estaba obsesionada con Finn hace novecientos años

—¿Hablas de ese suicida?—Stefan comenzó a tocar varias veces la mesa—lo estás haciendo de nuevo

—Yo, debo salir

—Bien, pero primero, admite el ansia—Stefan no dijo nada por lo que Damon se acercó rápido—admite lo

—Bueno si, me vuelve loco, ¿por qué quieres que lo diga?

—Porque también me estoy haciendo el puro—admitió—

The Salvatores' Mother-Klaus Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora