Capitana América | Bucky Barnes

𝙸𝙸𝙸

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Me encontraba en el vehículo con el agente Carter, ambos sentados en la parte trasera.

— Conozco este vecindario — le comentó mientras miraba por la ventana — Me golpearon en ese callejón. — señalando esta vez —y en ese estacionamiento y detrás de el café.

— ¿No le gustaba la idea de huir?— preguntó el agente intentando comprender, creo que estaba aún más sorprendido por el hecho de que yo era una chica, pero así era la vida, los bravucones no les importa quién seas.

— No, una vez que huyes jamas se detienen. Te levantas, te defiendes, no puedes huir para siempre ¿o si?.

— Conozco esa sensación, que te cierren las puertas en la cara —dijo sin voltearme a ver — ¿Cómo es eso?, usted es un hombre, el camino suele ser más fácil — le respondí — Tengo que admitir que eso es cierto, no me imagino lo que usted tuvo que pasar, pero algo que nadie dice es que, hombre o mujer, el camino que elegimos es difícil. No se porque usted se enlisto en el ejercito si es una dama muy hermosa...mujer... soldado. — dijo tartamudeando intentando reparar lo dicho — No una dama, digo, SI una dama y también es hermosa pero...—

Entonces pude notar lo nervioso que estaba el agente, el enserio intentaba alagarme pero se veía que no era un experto en el tema

— No sabe como tratar a una mujer ¿no es cierto? — le pregunté ahora encarándolo, tampoco los imbeciles que golpean mujeres en callejones, aunque el agente Carter era un verdadero caballero a comparación.

— Creo que nunca llegue a conversar tanto con una, decidí enfocarme en otras cosas, me saltaba todos los bailes, por eso me uní al ejercito aquí no tengo que tratar con mujeres — me dijo ahora apenado.

— ¿A bailado antes? — ahora estaba muy curiosa.

— Pues nunca tuve mucho interés en la idea de invitar a bailar a alguien, los últimos año ya no me importaba mucho — comentó sincero — ¿y usted? —

— Mi única pareja de baile se enlisto al ejército, aparte de el decidí esperar — le murmure apenada, no era algo que dijera abiertamente a decir verdad.

— ¿Esperar a que? — preguntó ahora curioso

— Esperar a la pareja perfecta — le dije sin aclarar por completo su duda — A un hombre que me aprecie por lo que soy, que entienda que hay más para mi que solo estar en casa y cuidar a nuestros hijos — termine de relatar.

Solo me dio una sonrisa cuando sentimos el auto parar, fue entonces cuando sentí un nudo en el estomago, ahora todo era real, iba a pasar y no me sentía nada lista.

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El "lugar" en donde iba a hacer mi intervención terminó siendo una tienda de antigüedades, apenas entramos una señora ya anciana salio a recibirnos.

— Que maravilloso clima ¿no cree? — dijo la señora.

— Si, pero siempre traigo sombrilla — le contestó el agente Carter.

Solo aprecié a la señora apretar algo debajo de la mesa, fue cuando vi como se abría en dos la librería y dejaba ver un pasillo como el de los hospitales.

Nos dirigimos juntos a la puerta del final del pasillo, y ahí estaba.

En la habitación había por lo menos doce hombres en bata, imaginó que son doctores y apenas escucharon la puerta voltearon a vernos.