Capítulo II

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Jisung estuvo muy incómodo. Se levantó temprano, aunque tragó un par de tabletas coloridas durante la noche.

La persona que le saludaba en el espejo del baño minutos más tarde, era muy pálida, impía y sombría.

Él sabe que debe mojarse la cara con agua fría y después, sacar la chaqueta gruesa de la parte inferior de la caja con su ropa. Cuando se apagó su teléfono el día anterior, la esperanza de Jisung volvió a caer hasta los suelos y, sin embargo, el médico le aconsejó que se tratara lo antes posible. Que luchara.

La suave sonrisa, aquel terrible hábito que tenía le hizo decir amablemente:

"Gracias, lo pensaré."

Era demasiado temprano, antes de las ocho, y la nieve que había estado cayendo desde la noche anterior no sabía cuándo detenerse. Tanta acumulación de blanco le provocó tardar media hora en encontrar justamente el puesto de comida que no había visitado durante mucho tiempo. Medio año.

Cuando la dueña vio a Jisung, sonrió y dijo:

"¡No te había visto en varios meses!"

Él se sentó en la silla próxima y sonrió también.

"Me he vuelto muy flojo. Después de mudarme, he dejado de disfrutar el caminar por los alrededores."

La propietaria se acercó y le añadió agua caliente a la taza abandonada que estaba frente a Jisung. Lo miró unas cuantas veces y se sintió un poco angustiada cuando preguntó:

"¿Estás muy ocupado, mi niño? Estás tan delgado."

Jisung no habló, sonrió. De hecho, no estaba ocupado para nada, pero el corazón se le estaba hundiendo y su cuerpo estaba siendo aplastado. La mujer le sirvió un cuenco de sopa de algas. Él comenzó a concentrarse ahora en usar adecuadamente la cuchara para verter las algas flotantes en la sopa caliente. El caldo elevó una onda de penetrante vapor que le empapó los ojos.

Él sabe que no tiene apetito, pero aun así trata muy duramente de comer toda la sopa. No se ha atrevido a mirar hacia arriba, temiendo que se encuentre con la mirada de la propietaria y ésta note que está sudando. Jisung recordó de repente cuando llegó a Seúl con Seungmin. En ese momento estaban luchando, ambos tenían muchas dificultades.

El humo que salía del único tazón en la mesa se mezclaba con la brisa helada. Jisung tenía una leve sonrisa en su rostro cubierto con una bufanda, era invierno y la temperatura había bajado, podía ver el cuerpo de Seungmin temblar un poco, debajo de todas esas capas de ropa.

"Tu come. Yo no tengo hambre" dijo Seungmin sin mirarlo a los ojos, con el rostro serio y un aura decaída.

Jisung lo miró unos instantes más, antes de pedirle al mesero un tazón vacío. Cuando se lo trajeron comenzó a verter la mitad de la sopa en el cuenco. Le extendió el plato a Seungmin mientras le regalaba una sonrisa tranquilizadora.

"Comamos juntos, no tendremos suficientes fuerzas para conseguir dinero si no comemos."

Seungmin lo miró por un momento y con la cabeza gacha dijo:

"Por el resto de mi vida, definitivamente no te decepcionaré, Jisung."

Las lágrimas de Seungmin escaparon de sus ojos y luego de recorrer su hermoso rostro, cayeron en el tazón de sopa.

Durante más de diez años, los puestos de esa calle nunca cambiaron su precio, pero sabía que el relleno era menor y el tamaño del plato era menor también. Lo mismo se puede decir de su amor con Seungmin.

Su marido no estaba interesado en escuchar el corazón tan desesperado de Jisung. Él sabe que puede soportarlo... Pero de todas maneras se mete en un baño público cuatro cucharadas después.

¿Cómo puede no tener miedo? Miedo a la soledad, miedo a la decepción y miedo a caminar solo en el largo pasillo del hospital

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¿Cómo puede no tener miedo? Miedo a la soledad, miedo a la decepción y miedo a caminar solo en el largo pasillo del hospital. Sabe que está sentado frente al médico y entorna los ojos en la maceta de orquídeas levantada por el doctor Bang. El médico le recomendó a Jisung que se sometiera a quimioterapia lo antes posible.

"Es más peligroso mientras más lo pospones."

Jisung no dice nada, los médicos no lo recordarán al final así que ¿Qué importa si habla o no?

Después de un largo silencio, controló sus emociones, levantó la vista y sonrió suavemente:

"Yo... tengo mucho miedo de las dificultades. Especialmente ahora que estoy solo. No podré hacerle frente."

"Si no te tratas, tendré que suspender tu medicamento entonces."

Jisung negó con la cabeza y sonrió débilmente.

"Por favor, recéteme más medicamentos. Lo voy a considerar un poco más. Doctor Bang, los necesito. Recientemente mi nariz sangra con menos frecuencia, pero la fiebre se ha vuelto más intensa. Hace dos noches tuve una pesadilla en donde me convertí en una gran estufa. Mis órganos se fríen en una sartén. Por poco pensé que no lo soportaría."

La hoja con la receta médica se rompió de repente del pequeño blog y apareció agitándose frente a él. El doctor había visto un sin fin de pacientes en peligro de morir, desafortunados con todo tipo de quejas... Pero nunca vio un cuerpo tan débil y solitario como el de Han Jisung.

"Usted es mi paciente. Si prosigue con el tratamiento, yo estaré a su lado. No es un gran problema, siempre debe aferrarse a algún tipo de esperanza en esta vida, ¿no es así?"

El Dr. Bang en realidad no es viejo, pero en la industria ha logrado resultados sobresalientes. La mayoría de las personas solo lo ven como alguien capaz, pero en realidad también es muy comprensivo. Ahora él reconforta a Jisung utilizando un tono relajado, son como dos estudiantes que se están consolando mutuamente en la época de exámenes.

"Piénsalo esta noche con cuidado."

La sonrisa de Jisung es un poco más sincera ahora, pero sigue dándole la misma frase:

"Lo pensaré, claro."

El Dr. Bang insistió en darle la orquídea cara y frágil de la oficina cuando Jisung se fue. Se lo dio y le dijo:

"No deje que su mente divague cuando esté solo. Busque un nuevo pasatiempo, por ejemplo: cuidar flores."

Jisung se apresuró y dijo:

"Gracias doctor, pero no sé nada sobre cómo cuidar una flor... Especialmente unas orquídeas tan delicadas."

"El cuidar flores no es difícil. Estoy esperanzado en que pronto aceptará programar el tratamiento. Una vez que mejore, mis flores lucirán mejor."

El médico mostró una sonrisa corta y ligeramente infantil. Agitando la mano en modo de despedida.

En realidad, Jisung no lo toma a la ligera. Los hombres que aman las flores pueden cuidar bien de las personas. Como ahora piensa que no puede ser siquiera capaz de cuidar de sí mismo, definitivamente las palabras del Dr. Bang no están logrando consolarlo... Pero al menos, tener un regalo de alguien es mejor que no tener nada. Así que tomó las flores en la maceta y pidió después una bolsa de plástico para envolverlas con fuerza y meterlas bajo su abrigo.

El hospital de medicina para pacientes especiales de Christopher Bang está casi ya lo suficientemente vacío para cuando sale de allí. Jisung cree que todavía hay medicamentos en su casa así que no tiene prisa por comprar unos nuevos. Simplemente regresa... Ha estado fuera por mucho tiempo, y su cuerpo no puede sostenerlo más.

Los 10 años en que más te amé [seungsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora