JuliánEl Invierno pasaba lentamente, el amanecer se adelantaba todas las mañanas, y la primavera se asomaba.
Era el comienzo de algo nuevo.
Enzo y yo hablábamos todos los días, sin falta, ya sea un mensaje o por llamada después de cada entrenamiento. Quería compartir cada momento que él no estaba ahí para ver, cada cosa que me pasaba o hacía se la contaba, por más pelotuda que sea. Supongo que eso hacía la distancia un poco más a mena. Si bien nos habíamos visto después de nuestra segunda cita por un par de horas en esa plaza antes de volver a nuestras casas, no era suficiente, para ninguno de los dos.
Lo cual era algo... Vergonzoso de admitir para mí, nunca me había pasado esto. Aunque, supongo que nunca estuve en algo con alguien, más que hablar con alguna chica por Instagram que me parecía bonita. Pero hasta ahí. Con Enzo era diferente, con él si quería algo más, quería todo. Lo quería a él. Mientras más nos conocíamos, como algo más que amigos, era más claro que mi futuro sería brillante a su lado. Lo cual solo me hacía anhelar que mi futuro llegue lo más rápido posible.
Y por ese último delirio que tuve una semana antes de viajar a Argentina, se me ocurrió una idea, que en el momento parecía maravillosa y de lo más romántica... Ahora, bueno, creo que tendría que haberlo hablado con Enzo. Pero me estoy adelantando, es mejor empezar desde esa noche.
Estaba en mi sillón leyendo, como ya me era costumbre, después de hablar toda la tarde con Enzo. Los dos estábamos bastante ansiosos porque dentro de una semana no solo íbamos a jugar juntos otra vez, sino que también volvíamos a nuestro país. Donde realmente empezó todo. Los recuerdos de aquella época -que parecían ya de otra vida, pero en realidad no eran muy lejanos- no me dejaban concentrarme en las palabras en frente mío.
Antes de llegar a Buenos Aires nunca tuve mucho drama en mi vida personal, tenía amigos, me concentraba en la escuela y en el futbol. Todo cambió cuando fui, y de pronto mi pueblo si parecía un pueblo, y no el mundo de posibilidades que mi yo de seis años creía al salir a jugar con mis hermanos. De pronto podía hacer lo que más quería sin limitación alguna, concentrarme en el futbol. Conocí a muchos amigos que también querían eso, que teníamos el mismo objetivo. Sin embargo, nadie se comparaba a Enzo. En realidad nosotros no jugamos mucho tiempo juntos, pero ese tiempo fue el suficiente para enamorarme perdidamente de él.Flashback
Estábamos caminando por una avenida muy transitada, en pleno microcentro al mediodía, buscando un lugar donde almorzar. Enzo me había invitado a almorzar cuando se enteró que yo no había recorrido mucho por Capital. O sea, hace un tiempo que estaba en River, sí, pero no tuve mucho tiempo para hacer el city tour. En realidad, las únicas veces que sí recorrí la ciudad fue cuando salía a algún boliche, y no hace falta aclarar que esas veces no estaba en condiciones favorables para acordarme de dónde carajo venía y a dónde iba.
En fin, a Enzo le pareció inaceptable que mis únicos recuerdos de la ciudad sean en pedo, así que me ofreció (obligó) a almorzar con él por el centro. Al principio no supe que contestar, ya que habíamos empezado a hablar hace poco. Pensé que me iba a pasar a buscar por mi departamento en el auto, capaz caminar por el Obelisco o La Plaza de Mayo o algún otro monumento así, después almorzar y listo. Nada del otro mundo, solo una salida de dos amigos, con la excusa de mostrarme la ciudad.
Ahora, Enzo... Bueno, él tenía otros planes.
Me pasó a buscar bastante temprano, como a las 9 de la mañana. Lo cual me pareció un poco raro, pero no sabía que tan lejos quedaban los lugares a donde Enzo me quería llevar, así que no dije nada y bajé igual, total ya estaba listo. Una vez que bajé me di cuenta el porqué de la salida tan temprana. Enzo no estaba con su auto, íbamos a viajar en colectivo, según él, para darme la "experiencia completa" de vivir en el conurbano de Buenos Aires. Lo cual conllevaba por lo menos una hora y media de viaje en colectivo en donde, obviamente, no teníamos lugar para sentarnos hasta casi el final del recorrido.

ESTÁS LEYENDO
Sabor a Mí
Romance"Fallezca de sentimientos amorosos persona cobarde." Lo intenté leer unas tres veces, porque las lágrimas no me dejaban ver. Quién diría que un petizo orejudo parte de un AU de Twitter, podría definir toda mi vida amorosa con una simple frase. -°-°...