4 - Reencuentro

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Julián

Las tres horas de viaje que tenía desde mi casa a la de Enzo se me hicieron interminables. Mejor dicho, toda esta semana se me había hecho interminable. Saber que lo iba a ver otra vez e íbamos a vivir cerca. Aunque Portugal quedaba cerca de Inglaterra, era diferente estar en el mismo país, era diferente poder agarrar el auto e ir a visitarlo. Tal vez era idea mía, pero sentía que estando en el mismo país podíamos vernos más seguido. Incluso si eso no pasaba, la ilusión no me la sacaba nadie.

Una parte mía sabía que era iluso creer que solo porque vivíamos más cerca, nos íbamos a ver más seguido. Es decir, tengo muchos amigos que viven en el mismo país, y no nos vemos tan seguido. Aunque con ellos no tengo la misma relación con Enzo, y creo que era eso lo que me permitía delirar un poco más. Era el hecho de que él era mi mejor amigo, que la última vez que vivimos en un mismo país, no nos separábamos nunca. Es verdad que en Argentina compartíamos un mismo club, acá no. Había una gran diferencia entre vivir en la misma pensión y a casi tes horas de distancia.

La voz del GPS me sacó de mis delirios, ya había llegado a la calle de Enzo. Era una zona un poco alejada del centro de la ciudad, pero al parecer bastante atareada, ya que, estacioné el auto a media cuadra, en el único lugar disponible. Volví a mirar la dirección, y me dirigí a una puerta blanca. Detrás de esa puerta estaba él. Con una mano temblorosa, toqué el timbre. En menos de treinta segundos, la puerta se abrió.

Y ahí estaba Enzo, con su sonrisa más resplandeciente.

El reencuentro más esperado por toda Latinoamérica unida.

"Hola, Ju" Me abalancé a él. Enzo pareció no esperarlo, ya que tardó unos segundos en reaccionar. Cuando me correspondió, se rio bajito "Me parece que me extrañaste mucho, ¿No?"

"Para nada, ¿Qué decís?" Le respondí aún contra su pecho, no quería salir de ahí nunca. No había nada como la sensación de seguridad que sentía entre sus brazos. Desgraciadamente, me tenía que separar. "Hola Enzo" Intenté soltarme del todo, pero no me dejó, y me agarró del antebrazo "¿Vos me extrañaste?"

"Demasiado" Mi corazón dio un salto al escuchar sus palabras. Él no tenía idea de lo que significaba esa simple palabra para mí. "Pero no lo suficiente como para quedarme por otro segundo en este frío de mierda" Se movió de la puerta y nos obligó a entrar.

"A la flauta" Escuché a Enzo reírse por mi expresión, yo también me reí porque me había sorprendido por el departamento de Enzo, y esa fue mi reacción genuina. Era un lugar muy lindo, moderno y espacioso. Aunque "Paga bien el Chelsea, eh"

Chasqueó la lengua, "¿Qué te haces vos?" Hizo un montoncito con sus manos. "Como si vivieras en carpa" Me reí, tenía razón. "Dale, veni que prepare el mate"

Empezó a caminar hacia el sillón, o el único lugar posible para sentarnos. Se notaba que recién había llegado, todavía estaba prácticamente vacío con varias cajas de mudanza en el piso. En la mesa ratona había un set de mate, con bizcochitos y masitas dulces.

"Uh, si me recibís así te caigo todos los días" Agarré una masita bañada en chocolate.

"Solo lo mejor para mi Julito" Me pellizcó el cachete, yo le tire un manotazo.

"Callate" Estuvo a punto de decir algo, pero no lo hizo. Lo miré frunciendo las cejas y con la cabeza de lado. "¿Qué pasó?"

"Tengo algo para vos" Una sonrisa pícara apareció en su cara, y salió trotando hacia, lo que yo suponía, era su cuarto. Yo me levanté para seguirlo. "¡Quedate ahí!" Me volví a sentar. A los segundos volvió a aparecer, esta vez con una bolsa en sus manos. Yo seguía confundido, Enzo ya me había regalado algo para mi cumpleaños. "Es una chuchería, no te ilusiones mucho" Me entregó la bolsa, que ahora veía bien, era de Spiderman.

Sabor a MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora