。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11 ☬。

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SᴇᴏᴋJɪɴ
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Mi padre se sentó con una expresión de rectitud en el banco del frente, como si esta boda fuera su triunfo final. No pensé que un matrimonio con TaeHyung llevaría a una paz indefinida con La Organización. Tal vez la euforia de la unión nos llevaría a tener algunos años tranquilos, pero eso era todo.

Jackson se inclinó más cerca cuando el cuarteto de cuerdas y el piano comenzaron a tocar, anunciando la entrada de TaeHyung. 

—¿Nervioso? Estos son tus últimos momentos como un hombre libre.

Le puse los ojos en blanco. Un matrimonio no me uniría de la misma manera que a TaeHyung. ¿Y libre? Eso no es algo que alguna vez haya sido. Desde mi nacimiento, había estado vinculado a la Famiglia, y eso no cambiaría hasta mi muerte. Nunca. La Famiglia era lo único que importaba en mi vida y así sería hasta el día de mi muerte.

Jackson dejó escapar un silbido bajo y yo seguí su mirada hacia la parte de atrás. TaeHyung estaba al final del pasillo, en su traje blanco y cabello dorado. Mi estómago se apretó solo por un momento antes de contenerme. Cuando su padre y él llegaron al frente, me tendió la mano de TaeHyung, y por un breve momento, antes de que él pudiera enmascararlo, pude ver el miedo en sus ojos. Maldición. Los maldigo a todos por obligarlo a casarse conmigo. Pero sobre todo, me maldigo a mí mismo, porque soy un puto egoísta y nada ni nadie en el mundo me impedirá hacerlo mío.

Extendí mi mano y Park me lo dió con casi la misma sonrisa de rectitud que mi padre tenía en su rostro. TaeHyung no me miró. Estaba luchando por recomponerse. Su mano estaba fría en la mía, y un temblor recorrió su cuerpo. No estaba seguro de lo que esperaba de mí. El sacerdote con su hábito blanco nos saludó, luego a los invitados, antes de comenzar su oración de apertura. Era tradición conseguir la bendición de la iglesia, pero no creía en un Dios. Dudaba que todos estuviéramos aquí si hubiera uno.

—SeokJin y TaeHyung —se dirigió el sacerdote a nosotros—. ¿Han venido aquí libremente y sin reservas para darse a sí mismos en matrimonio? ¿Se amarán y honrarán mutuamente el uno al otro por el resto de sus vidas?

Amor. Como si este matrimonio fuera por amor. Yo no amaba a nadie y nunca lo haría. El amor era una debilidad. Y no necesitaba eso en mi vida.

La mano de TaeHyung se puso rígida, y me pregunté si él era lo suficientemente estúpido como para esperar algo así. Me cautivó su belleza desde la primera vez que lo ví, y desde entonces no he pensado en otra cosa que llevarlo a la cama y hacerlo mío. Lo trataría con respeto y tal vez incluso lo toleraría como compañero, ¿pero amarlo? Casi me río. La Famiglia, ese era el único amor que yo tenía.

—Sí —dije, porque se esperaba que lo haga. El propio sí de TaeHyung no vaciló.

El sacerdote asintió, satisfecho.

—Dado que es su intención casarse, unan sus manos derechas y declaren su consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Tomé las manos de TaeHyung en las mías y me volví hacia él. Por primera vez desde su entrada, se encontró con mis ojos. Su rostro no delataba nada, pero sus ojos no podían ocultar sus emociones. Temor. Desesperación. Desesperanza.

La ira llenó mis huesos.

—Yo, Kim SeokJin, te tomo a ti, Park TaeHyung, como mi esposo. Prometo serte fiel en los buenos y malos momentos, en la enfermedad y en la salud. Te amaré y te honraré todos los días de mi vida. —Intenté ignorar su temblor cuando puse el anillo en su dedo—. TaeHyung, acepta este anillo como un signo de mi amor y fidelidad. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

권-ᴇ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora