。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10 ☬。

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TᴀᴇHʏᴜɴɢ
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Convencí a MinJae de salir a cenar a un restaurante que, de acuerdo a Google Maps, estaba a solo cinco minutos a pie de la dirección que Seul-gi me había dado. Cuando MinJae utilizó el baño de visitas de nuestro apartamento, empleé el momento para tomar una pequeña arma que SeokJin mantenía en uno de los cajones superiores de su armario. La noté cuando había desempacado mis maletas y doblado mi ropa en los cajones. La escondí en el bolsillo lateral de mi bolso. A pesar de que no tenía mucha experiencia con armas, sabía cómo manejarlas en teoría. Era mejor prevenir que lamentar.

Entre las nueve y cuarto. MinJae y yo acabábamos de terminar nuestro primer platillo. Cuando me puse de pie y me dirigí al baño, MinJae empujó su silla y comenzó a levantarse también.

Lo miré fijamente.

—No vas a seguirme al baño —susurré casi gritando—. ¿Estás loco? ¿Acaso crees que me perderé en el camino? —Las personas empezaron mirarnos. Tenía que tranquilizarme—. Escucha, nadie sabe quién soy aquí. Así que estoy a salvo.

MinJae asintió y se hundió de nuevo en su silla. El baño estaba más allá de una esquina, más cerca de la puerta que de nuestra mesa. Salí del restaurante. Luego me apresuré hacia la dirección. Tomaría al menos cinco minutos antes de que MinJae se aventurara hacia el baño y esperanzadoramente incluso más antes de que se metiera a comprobarme.

Cuando llegué frente al edificio de piedra rojiza, dudé. No tenía una recepción, solo un pasillo estrecho y una escalera empinada. Sin perder tiempo, tomé una respiración profunda y entré. La llave decía que el apartamento estaba en el tercer piso. Así que tomé el ascensor escondido en un rincón oscuro detrás de las escaleras. Durante el trayecto hacia arriba, la duda me superó. Tal vez no debería haber leído la carta. El ascensor se detuvo y la puerta se abrió con una sacudida. Mis ojos se movieron rápidamente hacia el botón que me llevaría de nuevo hacia la planta baja, pero en lugar de eso salí y encontré la puerta del apartamento. No estaba completamente cerrada.

Mi corazón se agitó con miedo. Esto parecía una idea realmente mala, pero la curiosidad fue más fuerte que la preocupación. Empujé la puerta y me asomé. La sala de estar estaba oscura y vacía, pero una luz venía de otro lugar. Descansé mi mano sobre la pistola en mi bolso, entonces me deslicé aún más adentro en silencio. De pronto me quedé inmóvil cuando escuché a una mujer gritar.

—¡Sí! ¡Más duro!

El temor se instaló en mí mientras seguía la voz. La había escuchado antes, estaba seguro. La luz se derramaba fuera de una puerta abierta. Me detuve frente a esta, dudando. Todavía podía darme la vuelta y fingir que nunca había recibido la carta. Pero otro gemido flotó fuera de la habitación y me asomé al interior. El calor se precipitó hacia mi rostro, y entonces pareció drenarse de mi cuerpo por completo.

Lee Ji Eun estaba de rodillas con los antebrazos sobre la cama mientras SeokJin la follaba por detrás. Los golpes de su cuerpo al embestir su culo llenaban el silencio, solo ocasionalmente interrumpido por sus alentadores gritos y gemidos. Los ojos de SeokJin estaban cerrados a medida que sus dedos se clavaban en sus caderas y chocaba contra ella una y otra vez. Ji Eun volvió su cabeza para mirarme a los ojos y sonrió triunfalmente. La bilis subió por mi garganta. Así que esto era lo que SeokJin había estado haciendo las últimas dos noches.

Por un loco instante, consideré sacar la pistola y arrojársela a la cabeza a esa zorra. Pero no, no dispararía contra ella, incluso si quería hacerlo. Ella no era una mafiosa. No era SeokJin.

Mis hombros se desplomaron y di un paso atrás. Tengo que salir de aquí. Los ojos de SeokJin se abrieron de golpe. Estiró la mano hacia el arma de fuego en la cama junto a él, pero entonces me vió. Se sacudió, y luego se congeló.

권-ᴇ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora