| 04 | Neutralidad

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Martes 9 de enero, 2023

La mañana se siente gris. Me cuesta levantarme. Me quedo mirando por la ventana un rato antes de ponerme en pie. Le he contagiado mi estado de ánimo al cielo: está encapotado, cubierto por un manto oscuro de nubes que prometen tormenta. Suspiro.

Vestirme también se me hace difícil. Me siento extrañamente pesada; todas mis extremidades parecen pesar toneladas. Pienso en la reunión con el Consejo Estudiantil, en el entrenamiento de por la tarde y en las preguntas que me esperan al volver a casa y se me revuelve el estómago. También se me viene a la mente lo que dije anoche en la llamada. No puedo evitar arrepentirme de haber dicho lo que dije. ¿Y si ahora Boscha y Skara me tratan diferente? ¿Y si lo de cambiar de tema fue para sentirse menos incómodas? Cientos de «¿Y si...?» se van sucediendo uno tras otro en mi mente y acabo sacudiendo la cabeza, como si eso fuera a ahuyentarlos.

Me pongo música. La música siempre es de ayuda. Como Boscha ha estado usando mi Spotify últimamente, lo primero que aparece es una canción de Mother Mother. No pega en absoluto con cómo me siento, pero eso es mejor. De este modo, no me alienta a seguir... así.

Anoche no me planché el pelo y algunas ondas caen sobre mis hombros desordenadamente. Pensé que podría planchármelo por la mañana. Ahora, no me parece una opción, así que me lo recojo en una coleta baja y salgo. Boscha no tardará en llegar.

No desayuno. El nudo en mi estómago es demasiado grande como para tener apetito.

Voy a ver si Cedric ya se ha despertado. Al ser más pequeño, entra una hora más tarde al colegio. Me asomo a su habitación y sonrío al ver que ya está tan enérgico como siempre, corriendo alrededor de su niñera, que le ha preparado distintos conjuntos de ropa para que escoja.

Mi móvil vibra en mi mano. Un mensaje de Boscha; está afuera, esperándome.

Miro una vez más a través de la puerta entrecerrada de la habitación de mi hermano menor y decido no entrar. No me gusta hablar con él cuando estoy mal... y Boscha tiene muy mal genio. Es mejor no hacerla esperar.

Con el corazón encogido en el pecho, me apresuro a salir de casa.

🌺

—Eres lenta hasta para salir de tu casa —bufa Boscha, dando golpecitos con su dedo índice sobre el volante, en cuanto entro al coche —. ¿Te han secuestrado los duendes de tu habitación?

Mi tensión se deshace un poco, lo suficiente como para que pueda esbozar una sonrisa.

—Buenos días a ti también, Boscha.

—Si Skara se ofende y no me trae mi café —empieza a decir, mirándome de reojo — me enfadaré mucho contigo.

—Qué miedo —me burlo.

—Lo tendrás —amenaza.

Suelto una risita.

El debate que tenemos los siguientes minutos sobre si tendré miedo o no, con Twenty One Pilots sonando de fondo, hacen que algo cálido se vaya asentando en mi pecho. No hay tratamiento diferente por parte de Boscha... así que tampoco debería haberlo por parte de Skara, ¿cierto?

Terminamos el debate y hablamos de otras cosas que nada tienen que ver. Principalmente, Boscha me recrimina no haber seguido viendo The 100 y yo le echo en cara que ella tampoco ha seguido viendo Sabrina, por lo que quedamos empatadas.

Aun si no le gusta que lo haga, toco la botellita de decoración que cuelga del espejo retrovisor, que se balancea un poco más de la cuenta. La mirada asesina de Boscha no tarda en llega y yo pongo cara de inocente. Estoy un poco más feliz que cuando me he despertado.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2023 ⏰

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