La nueva doncella de Eloise Bridgerton le parece más interesante de lo que debería.
Bethany quiere descubrir su pasado, mientras intenta descifrar sus sentimientos hacia cierta chica de ojos grises.
El mundo se les tornará gris, pero aprenderán a ve...
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Era una hermosa mañana de sábado, y en la mansión Bridgerton, la familia se encontró reunida en la mesa del desayuno. Mientras conversaban animadamente sobre diversos temas, Eloise no podía apartar su mente de la noche anterior. Su corazón estaba lleno de inquietud, pues temía que Bethany la odiara después de lo sucedido.
Aunque no sabía a ciencia cierta lo que sentía por Bethany, estaba segura de una cosa: no quería que se alejara de ella, ni por un momento. Mucho menos que la odiara. Su mente y corazón estaban enredados en un torbellino de emociones.
Benedict, atento a su hermana, notó cómo ella jugaba distraída con la comida, sumida en pensamientos que parecían transportarla a un lugar distante. Intuyendo lo que podía estar pasando, mencionó lo que ocurrió la noche anterior con Bethany.
—Lo que pasó anoche con Bethany fue algo horrible—. expresó Benedict, sacando a Eloise de su ensimismamiento emocional.
—Sí, la pobre chica estaba muy avergonzada. Se sintió decepcionada. Espero que no renuncie— Respondió Violet de forma compresiva.
Eloise, con el corazón apretado por el remordimiento, se exasperó al pensar en cómo habría afectado a Bethany.
—¿Y quién la culparía? —, suspiró. Sintiendo la necesidad de estar sola, se levantó abruptamente de la silla y se fue a su habitación.
Una vez en su recámara, Eloise se dejó caer sobre su cama, con lágrimas que asomaban en sus ojos. Se sintió frustrada y desorientada, sin saber cómo encauzar sus sentimientos. No quería perder a Bethany, eso lo tenía claro. No podía permitir que se alejara.
Un impulso incontrolable se apoderó de Eloise. Tomó su elegante capa celeste con brillantes plateados y se dirigió a un paso apresurado hacia la cocina.
—Escuché que la señorita Cowper fue quien le sacó todos los trapitos— dijo una sirvienta. Eloise se hizo a un lado para escuchar.
—Al fin le dejaron las cosas claras. Ella siempre se ha creído una princesa.
—Y lo peor es que la señorita Eloise se lo ha hecho creer.
Eloise se adentró a la cocina haciendo que las sirvientas se espantaran.
—Señorita Eloise. ¿Necesita algo?
—Si julia— dijo Eloise con tono prepotente—. Necesito que lleves a un lugar.
Y sin más Eloise salió de la mansión con julia pisándole los talones. Caminaron por la ciudad hasta el vecindario de Bethany. Eloise sabía cuál era el vecindario, pues Bethany una vez se lo había mencionado, pero no tenía idea de donde era su casa y julia tampoco.
Caminaron por las lodosas calles del vecindario observando a cada persona que se le pasaba por el frente.
—Señorita Eloise, esto no es lugar para una señorita como usted.
