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⌗ desilusión chapter ten

Pov's Ava:

- ¿Que haces aca? - pregunte con cierto enfado mirando a quien estaba parado en la puerta de la habitación del hotel.

- Hola amor, venia a verlas.

Dijo Rodrigo con descaro entrando a la habitación.

- Sabía que no ibas a ir a visitarme y pensé en venir a verlas yo.

- ¡Papá! - se escucho y nuestra hija corrió desde el baño hasta los brazos de su padre el cual rápidamente la tomó a upa.

- ¡Hola mi reina! ¿Como estas? - pregunto este dejando algunos besos en la mejilla de la pequeña rubia.

- Bien, ¿Nos viniste a ver a mi y a mami?

- Si corazón, las extrañaba mucho y quería verlas - este me miro e hizo una sonrisa con algo de cinismo, pero yo no me iba a quedar atrás y se la respondí con una llena de hipocresía.

Por suerte nuestra hija no noto nada de eso.

Esta se puso a jugar con el y a mostrarle los nuevos juguetes que le había comprado aqui en el país árabe.

Mientras que yo estaba sentada en un sillón algo alejada de ellos.

El morocho paso un rato jugando con la rubia más pequeña y luego vi como esta corría hacia el baño.

No me dejes sola en esta hija. Pensé.

Unos segundos más tarde sentí como corrían mi pelo y empezaban a dejar besos en mi cuello hasta llegar a mi oído.

- No sabes como te extraño.

Comento Rodrigo en mi oído para luego dejar un par de besos más, algunos eran rasposos debido a su barba, pero se sentían el cielo mismo.

¡No! ¿Que estoy diciendo?.

Rápidamente me pare y lo mire mal.

- No me jodas más Rodrigo, vos tenes muy en claro lo que yo quiero, y espero logres aceptarlo y firmar esos papeles de una vez por todas.

Este sin decir nada se acercó a mí y me acorralo contra la pared.

- No te voy a dar el divorcio para que te vayas con otro.

Comento con frialdad y se acercó a mí boca para luego darme un beso con bronca, el estaba descargando su bronca en mi.

- Sa-sali - comente con dificultad intentando separarme, pero no podía, el era mucho más fuerte que yo.

Ciertamente creía que siempre que estuve a su lado fui más débil que el en todos los sentidos.

En eso escuchamos como Diane salía del baño por lo que nos separamos.

El se sentó en el sillón mirándola con una sonrisa y me tomo por las caderas haciendo que me siente a la fuerza sobre sus piernas.

La pequeña al ver la escena sonrio y rápidamente subió arriba de mis piernas y por un momento, volvíamos a parecer una familia.

𝐃𝐄𝐒𝐈𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍 | 𝐑𝐎𝐃𝐑𝐈𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐔𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora