Capítulo 3: Secuestro

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—Jeff, te falta una hora para ir a hacer el trabajo sucio de Zalgo —Liu estaba insoportable

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—Jeff, te falta una hora para ir a hacer el trabajo sucio de Zalgo —Liu estaba insoportable. Le hacía mucha gracia haberse librado él de todo esto.

No lo miré. Estaba en el sofá observando el techo.

—Liu... tenemos una telaraña en el techo. Deberías aprovechar que tienes la noche libre para limpiarla —dije con desgana.

Liu cambió su expresión a una más seria y se sentó a mi lado.

—Jeffrey... —suspiró— ¿qué te ocurre? En el bosque parecía que te hacía ilusión todo esto del secuestro.

Me senté bien y miré a mi hermano.

—Esto no me huele nada bien...

—¿Por qué?

—No lo sé... Es... un presentimiento. ¿Por qué un secuestro así? Creo que son demasiadas molestias para unos adolescentes y buenas condiciones. Hasta les han construído una celda para ellos... Normalmente... No lo sé, se les ataría y torturaría, luego echaríamos los cuerpos por ahí y dejamos nuestras marcas, ¿no? Si es que queremos ser... notorios.

—Tienes parte de razón. Pero un secuestro genera más preguntas e intriga. Y hostigamiento a la policía por la gente. Sin mencionar las noticias, que no sería la primera vez que un caso nuestro sale a luz.

—Pero no nos mencionaban ni nos tomaban en cuenta —contesté—. Siempre le atribuían el crimen a otra persona o lo clasificaban como "sin resolver".

—Pero esta vez es distinto, esta vez nos haremos notar. Supongo que por eso tantas precauciones.

—Sigue sin convencerme...

—Haberte opuesto —pasó su brazo por mis hombros, acercando nuestras cabezas.

—Lo hice... —murmuré.

—Sí, ya lo vi —respondió con sarcasmo-. ¿Quieres cenar? —me encogí de hombros y Liu se levantó yéndose a la cocina.

Cenamos lasaña, aunque era un plato que odiaba, no rechisté esta vez.

—¿Quieres algo de segundo?

—No, no, no quiero que se me repita.

—Está bien —me levanté recogiendo la mesa—. Yo lo hago, deberías ir yéndote, te deberán estar esperando puntualmente. Ya los conoces —asentí. Liu y yo hicimos una mini muralla con los dedos estando uno contra otro y apretamos para luego juntar el hombro del contrario. Era nuestra despedida.

Salí de la cabaña, todo estaba oscuro. Caminé a mi izquierda, la parte del bosque por la que tendríamos que emboscarles.

—¡Jeff! ¡No me jodas! ¡Tenías que haber estado aquí hace media hora! —me gritó en susurros Masky. Menos mal que no soy proxy.

—Tranquilo, no es como si se fueran a escapar —respondí hasta llegar a ellos. Masky, Hoodie, Toby, Laughing, XVirus, Kate y Eyeless estaban ahí, mirándose unos a otros.

El otro lado (Novela Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora