5

40 7 0
                                    

Era un hombre alto, que extrañamente le resultaba conocido, tenía el pelo alborotado y con remolinos sin peinar en él, tenía tez clara y ojos avellanas... Potter, el extraño se parecía a James Potter, estaba por abrir la boca para confirmar sus sospechas cuando el hombre habló primero.

—¿Regulus?, eres Regulus cierto— lo vio fijamente por un momento antes de contestar —sí...— su voz estaba más ronca de o normal, culpa del llanto de hace un rato y que no había usado su voz

—Oh por el amor de Merlín y todos los magos— se acercó a él y lo envolvió en un abrazo —Recibimos tu nota hijo ¿estás bien? ¿está bien Sirius? ¿dónde está él? — aún lo abrazaba, un nudo se volvió a instalar en su garganta "no es momento de llorar, dile, dile todo lo que pasó, ellos pueden mantener a Sirius asalvo" intentó con todas sus fuerzas no llorar mientras trataba de contestarle al señor Potter, se aclaró la garganta antes de hablar.

—Señor, yo..., él...— se reprendió mentalmente por balbucear —no te preocupes hijo, los sacaremos de aquí así que no te preocupes por nada, sólo dime dónde está para poder irnos cuanto antes— el señor Potter lo separó lentamente de su abrazo y lo miró a los ojos, sabía que podía confiar en él, de alguna forma le transmitía toda la confianza que necesitaba para poder decirle todo.

—está aquí, yo..., tuve que encerrarnos aquí para que nadie nos viera, él no puede seguir aquí, Padre...y Madre usaron una maldición imperdonable en él, no sé qué pasó después pero él... no despierta...—habló con las emociones a flor de piel, aún tenía el nudo en la garganta cuando habló, tenía que tragarse las lágrimas amenazantes con salir para poder comunicarse bien; caminó rápido entre los estantes guiando al señor Potter para llegar a Sirius, él seguía donde lo había dejado, estaba acostado boca arriba con un cojín como soporte para su cabeza, su expresión seguía pálida y destrozada, el señor Potter se apresuró a llegar con él, lo examinó por un momento y luego con una expresión más aliviada se dirigió a Regulus.

—Sirius estará bien, recibirá tratamiento con mi esposa, ella es una gran sanadora de St mungo aunque lo diga yo— Regulus sabía que esas palabras estaban destinadas a consolarlo, sabía que tal vez eran palabras vacias pero no pudo evitar sentirse agradecido por ellas—ahora vámonos, no te preocupes por tus cosas, Efiie y yo les daremos todo lo que necesiten, sólo sus varitas...¡ah! Sirius tiene aquí la suya, y la tuya...veo que sí la tienes, entonces bien, no hay tiempo que perder— cargó a Sirius en su espalda y empezó a caminar en dirección a la chimenea; Regulus seguía aturdido, ¿cómo es que el señor Potter llegó ahí? ¿cómo es que sabía la dirección de la chimenea de su familia?, miles de preguntas inundaban su cabeza pero era incapaz de formular alguna —primero tú Regulus di potteromajor llegarás directo a casa... — estaba a punto de entrar a la chimenea, el señor Potter le había dado polvos flu que traía con él y en su cabeza la voz de Madre sonó desde lo más recóndito de su subconsciente, "Un heredero Orion, sólo necesitamos uno y si Sirius no está listo Regulus debe ser" la voz de Padre también estaba "Aún si no tenemos a Regulus, Sirius es el primogénito Walburga, Sirius debe ser, él debe madurar debe asumir su papel, Sirius no debe tener opciones, desde un inicio sabíamos que es Sirius no Regulus" si Sirius se iba podría tener elección, podría vivir una vida plena como él decidiera, si ambos se iban él también podría elegir como vivir, pero la familia Black debía tener un heredero, sus padres buscarían la forma de hacer regresar a Sirius, estaba más que claro que él no les importaba del todo, si se iban Sirius sería arrastrado de alguna forma de vuelta a esa casa, los adultos en quienes había confiado lo habían decepcionado más veces de las que podía recordar, pero una última vez, por Sirius, decidió confiar en el señor Potter; una rápida conclusión se formó en su cabeza, ahora era su turno de proteger a su hermano.

—No iré—

—¿Qué? — respondió el señor Potter

—No iré con usted señor, llévese a Sirius, él tiene que salir de aquí, pero yo... me quedaré— su voz aún sonaba temblorosa pero esperaba que hubiera sonado lo suficientemente determinado para que no lo cuestionara más; Regulus pensó que si prolongaba esta discusión no tardaría en cambiar de opinión —Regulus...creo que no comprendes, si te quedas aquí no sabemos de qué serán capaces tus padres y dudo que tengamos otra oportunidad como esta para volver por ti.

—Lo sé— no quería dar más explicaciones pero su boca no estaba de acuerdo con su cerebro —si ambos escapamos, Padre sería capaz de cualquier cosa para hacer que su heredero regrese y él sólo considera a Sirius, si él vuelve aquí será mucho peor.

—Pero ¿y tú? Reg...—

—Estaré bien, de todos modos, soy mejor en este juego que Sirius, sólo váyase— fuera lo que fuera que iba a decir decidió que era mejor no escucharlo, así como su hijo, el señor Potter tenía una gran facilidad para el habla.

—Pero...

Cuando estaba por responderle, se oyeron pasos cerca de la biblioteca, no eran de Madre ni Padre, sus pasos se oían tambaleantes definitivamente no eran ellos, tal vez Bellatrix, o Narcissa, si alguien estaba vagando cerca de la biblioteca sabrían que alguien estuvo ahí, la urgencia de sacar a Sirius se hizo más grande bajo la premisa de que lo atraparan in fraganti tratando de escapar con un abierto traidor a la sangre.

— ¡Por favor! ¡Sólo váyase necesito que Sirius esté bien! —el señor Potter lo miró con preocupación, se estaba debatiendo si hacerle caso —¡Por favor! —le volvió a rogar, los pasos aún se oían lejos pero estaba claro que se estaban acercando a la biblioteca; al parecer el señor Potter también los oyó porque se apresuró a la chimenea con polvo flu en la mano.

—Regulus...

—Estaré bien, váyase...

Oyó la manija de la puerta y vio que se empezó a mover como si alguien quisiera entrar, gracias a que la cerró antes les iba a costar más trabajo entrar.

Potteromajor— las flamas se elevaron tocando el marco de la chimenea, pero el Señor Potter aún estaba de pie frente a él

—Regulus, entiendo lo que me dices, pero no puedo dejarte aquí, piensa en Sirius, todos saben que él te estima demasiado, si se entera de que te has quedado cometerá alguna imprudencia, además, Effie y yo podemos cuidarlos y protegerlos a ambos...— confiaría que eso sería así, pero sabía que no para él, si no para Sirius—Varios adultos me han mentido y defraudado ¿sabe?, Dumbledore uno de ellos, pero confiaré que Sirius estará bien con ustedes..., porfavor cuide de él y no deje que cometa alguna imprudencia— la puerta estaba a nada de ser abierta, el señor Potter no mostraba señales de querer irse sin él, así que sólo pensó en una forma, en un arranque empujó al señor Potter a la chimenea, con eso Sirius cayó dentro de las flamas desapareciendo, por fin estaba a salvo; el señor Potter aún estaba ahí e intentó tomarlo de la mano para llevarlo con él pero en un rápido movimiento logró soltarse antes de que las llamas volvieran a alzarse haciendo que el señor Potter desapareciera, todo estaba hecho, Regulus podría cuidarse por su cuenta o eso pensaba a sus cortos catorce años.

1975.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora