|1| La rosa azul

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Cuando abro los ojos me doy cuenta de que esto es completamente real, que el sonido de las llantas sobre la autopista es real, que el aire más puro que entra por la ventana del auto es real, que los árboles que pasamos son reales, que el gran campo lleno de césped y flores es real, que el mar que rodea esta isla es real, las olas son reales. Y..

Es real la decisión que mis padres tomaron al enviarme lejos de ellos.

—Ya estamos cerca. —avisa el conductor.

Y apenas le doy un vistazo, luego continúo viendo el paisaje con el mismo apretón en el corazón que he sentido desde que mi abuela partió de este mundo.

Realmente duele. Duele mucho que no podré superarlo.

Juego con mis pulseras, que ocultan el motivo de mi viaje.

Veo cerdos, vacas, cabras, ovejas, y algunos perros en el campo. También hay niños jugando, quito la mirada de la ventana cuando mi móvil vibra.

Mi pequeña Blue, sé que estás enojada conmigo y con tu padre. Y sé que ese enojo durará mucho, por eso te hemos enviado con tu prima. Esperamos que tu vida cambie y..

No seguí leyendo. Bajé un poco más la ventana del auto y arrojé mi móvil fuera. Ellos jamás entenderán lo importante que fue mi abuela para mí. Ellos nunca estuvieron allí cuando ambas los necesitábamos. Y ahora que ella no está, mis padres solo se deshacen de su única hija. Es tan fácil hacerlo cuando tienen dinero de sobra. Dinero de mi abuela.

Abro por completo la ventana al sentir calor, y siento la culpa por hacer lo que hice en casa, pero ya no hay vuelta atrás. Lo hecho, hecho está. Acomodo mi sudadera y solo aguanto el calor mientras el auto se adentra al pueblo, y mi vista va a las personas que parecen salidas de un cuento, todos están tan tranquilos y otros felices. Es diferente a las personas de la ciudad. En la ciudad solo oyes autos, autobuses, trenes. El aire es diferente, es contaminado. Solo hay pocas personas amables, la mayoría es mentirosa, traicionera, egoísta, y mucho más. La fama los consume. Sobo mis ojos. A pesar de aquellos pensamientos de odio, yo no debo dejarme llevar por la portada.

La única persona en la que pude confiar, ya no se encuentra aquí.

Estoy sola en ésto.

El auto se detiene. Respiro profundo para calmar la sensación de mi pecho, y tomo mi bolso donde está mi libreta. Salgo del auto para observar la casa de dos pisos, todo de madera. El aire hace a un lado los mechones de mi cabello y cierro un poco los ojos.

—Aquí tiene. —El conductor deja mis maletas en la entrada, y se lo agradezco en voz baja. Él sube al auto y solo veo como se aleja por el camino de tierra.

No me he movido, y creo que ya debería hacerlo. Sin embargo, esta vista ha hecho que me quede parada aquí por largos minutos. La casa está en medio de dos casas, y las tres tienen un hermoso jardín. Están un poco alejadas del pueblo. El sol cada vez se oculta y el paisaje sigue viéndose espectacular. Así que.. esto es lo que veré por un tiempo.

Cuando el olor a cigarrillo invade mis fosas nasales, hago una mueca.

—¿Por cuánto tiempo piensas quedarte aquí de pie? —la oigo, y me da un vuelco el corazón al verla a mi lado.

Ieiri Shoko.

Su rostro se inclina por mi acto, en confusión, luego amplía sus labios y me sonríe. Los pantalones sueltos, camiseta blanca y una casaca jean larga que ella viste la hacen ver totalmente diferente, ahora más adulta, claro. Mis ojos van a su lunar que está debajo de su ojo derecho. Pero eso no es lo que presto atención, sino, las ojeras que trae y el cigarrillo que sostiene entre sus dedos. ¿Desde cuándo empezó a fumar? Puede que no la haya visto en años, cuando tenía seis años y ella ya era adolescente, y me sorprende verla así. ¿De verdad es Ieiri? Parece que la madurez le chocó mucho. Su rostro es totalmente diferente a la foto que tengo en mi estuche, una foto de la última vez que vine, en donde ambas comemos sandía. Yo me incliné en saludo sin decir ni una palabra, y ella pestañeó un par de veces.

Lo azul de sus ojos || Satoru Gojo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora