Observé las tiendas del pueblo, esta vez podía disfrutar más, ya que no había muchas personas alrededor. Caminaba al lado de Ieiri, y atrás de nosotras estaba Satoru. A quien veía a veces, sus manos estaban detrás de su cabeza, él veía las tiendas con poco interés.
—Entraré por algunas cosas. —Ieiri se detuvo y señaló la tienda de jardinería del vecino—. ¿Me acompañas?
—Claro. —entré detrás de ella.
—¿Aquí de nuevo? —Satoru entró también, su tono se oyó algo fastidiado.
—¿No te gustan las plantas? —pregunté en voz baja, mientras Ieiri veía algunas macetas.
—Sí me gustan las plantas. El lugar es el que no me gusta. —aclaró—. Mejor vamos a Kiku por unos Kikufukus. —me pidió como si fuera un niño. Y vi la súplica en sus ojos.
Iba a hablar, pero mi prima me llamó. Y tuve que voltear hacia ella y el chico de al lado. Megumi, creo era su nombre, estaba detrás de la barra. Me acerqué, y el ambiente se puso un poco incómodo. Más por Ieiri quien veía dos macetas, y me daba una mirada de: "háblale, es buen chico. No iba a negarme, porque sí he visto un poco de su "buen lado". Fue amable conmigo.
—Hola. —le saludé.
—Hola.
Megumi me miró por unos segundos hasta que tuve que desviar la mirada hacia Satoru, quien se sentó sobre la barra de atención, delante de Megumi.
—No puedo verlo. —dije en un susurro.
—Ay, lo siento. Es que me parece cómodo este lugar.
—Dijiste que no te agradaba el lugar.
—Cambié de parecer.
—¿Cómo? —Megumi habló.
Y tuve que ver las plantas que colgaban en el techo para no verlo, aunque de igual forma no podía verlo gracias al cuerpo de Satoru.
—Que me parece agradable el lugar. —opiné.
—¿Hay algún tipo de planta que te guste? —Megumi cuestionó, rodeando la barra para acercarse.
Fui atenta, y busqué con la mirada. Tulipanes, girasoles, rosas rojas, hm.. Levanté algunas macetas. Realmente todas me parecen lindas. Miré de reojo a Satoru, que seguía sobre la barra, mirando cada uno de mis movimientos. Bajé la maceta y sus ojos siguieron mis manos.
—Todas me agradan. —contesté—. No hay una en especi... —Mi vista fue hacia una rosa azul.
Algunas enredaderas la ocultaban. Estaba debajo de una mesa. Caminé y me puse de cuclillas para tomarla.
—Es preciosa. —dejé escapar aquel comentario mientras la admiraba.
—Son difíciles de conseguir. —comentó Megumi, a mi lado.
Volví a ver a Satoru, su sonrisa era distinta, como si hubiera estado esperando a que tomara la indicada. Y justo di en el blanco. Esta rosa era única. La volví a bajar porque era obvio que no estaba a la venta como las demás, ya que no había papel con su precio. Además, yo no soy buena cultivando y, aunque quisiera, sé que fallaría en el intento. Yo prefiero sostener de mis colores y mi libreta, frente a un hermoso paisaje.
Me giré hacia Ieiri, y pude ver que quitó la mirada de nosotros.
—Iré por algunas cosas de arte. —le avisé, y ella volvió a mirarme. Asintió.
No tuve que mirar a Satoru para que me siguiera, él solo lo hizo. Siempre venía detrás. Salí de la tienda, y mis ojos fueron al letrero que tenía un pincel dibujado, y la palabra Art en la entrada. Ambos cruzamos la calle y entramos a la tienda de arte.
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Lo azul de sus ojos || Satoru Gojo
Fiksi Penggemar¿Sabías que los fallecidos van a distintos mundos? Es por la forma diferente de sus muertes. Por ejemplo: si fue por una enfermedad, un accidente o.... si ellos mismos se quitaron la vida. Blue es una joven de diecisiete años que tuvo que presencia...