𝐗𝐈

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Capítulo once:

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LA MUJER TERMINÓ de acomodar las últimas cajas que le habían entregado, Amy no se había presentado por razones de salud, en cuanto escucho la campana de la puerta, rápidamente fue a la parte de enfrente, su mirada se tornó de sorpresa

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LA MUJER TERMINÓ de acomodar las últimas cajas que le habían entregado, Amy no se había presentado por razones de salud, en cuanto escucho la campana de la puerta, rápidamente fue a la parte de enfrente, su mirada se tornó de sorpresa. No esperaba ver a Hanemiya Kazutora en su tienda, después de todo cuando estuvo con Baji, ambos no eran de hablar mucho.

—Hanemiya, buenos días.

—Buenos días para ti también, Bennet.

—¿Venías aquí por una flor en específico?, puedo ayudar a encontrarla o si quieres un arreglo florar.

—En realidad no venía por eso, yo quería venir a verte.

Las pálidas mejillas de Kazutora se tornaron de un tono carmesí.

—Si es por Baji, créeme que no pienso ir a verlo.

—Tampoco es por él.

–¿Entonces a qué venías?—cuestionó de forma confundida.

—Bueno, verás, hace unos días me encontré con tu hermana, dijo que estabas buscando ayuda en la florería.

—Ah, claro, ¿quieres trabajar aquí?

—Si, me gustaría saber el horario que manejas, aún me gustaría trabajar en la veterinaria.

La pecosa pensó, aunque Kazutora no era su amigo, podía hacerle el favor de hacerle un horario flexible.

𝐈𝐍𝐂𝐔𝐁𝐎 | 𝐷𝑟𝑎𝑘𝑒𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora