Quackity: a través de nuestros corazones.

Capítulo 1: De abogados e ingenieros... ¿¡en qué!?

Entrar a la universidad después de medio año siendo SpiderMan, había sido en definitiva la cosa más difícil que ha hecho en toda su vida.

Y después de haber luchado en contra de delincuentes de poca monta, traficantes de armas, un terrorista que lo había hecho tener que viajar hasta México y un puto tiburón gigante que hablaba y caminaba en dos patas (que salió de unos laboratorios científicos abandonados por la mano de Dios), decir que fue lo más difícil que ha hecho en su vida realmente era decir algo.

Todo se debía al hecho de que desde que era un niño, había decidido que quería estudiar leyes. Dedicar su vida a ser un abogado y defender los derechos de los más indefensos. El hecho de convertirse en SpiderMan claro que había ayudado mucho a cumplir ese sueño, porque era obvio que ahora podía defender a las personas de una manera que nadie más podía, pero... ¿cómo podía SpiderMan ayudar a las personas de bajos recursos? ¿A los desempleados por injusticias? ¿A los que sufrían de discriminación por cuestiones de raza, color, idioma o por la persona a la que amaban?

Si bien su traje era rojo y azul, eso no significaba que fuera un devoto al país en el que vivía actualmente. El haber sido un mexicano que se había mudado con su madre soltera sin saber una sola palabra de inglés cuando era pequeño, y sin tener casi ninguna moneda en sus bolsillos, fue algo que lo marcó para toda la vida. Y escuchar las experiencias de la gente que había estado en su misma situación, pero sufriendo injusticias aún más horribles, fue el detonante de que quisiera dedicarse a algo que lo dejara no permitir que eso volviera a suceder.

Así que, bueno... Él aún quería cumplir su sueño, pero para entrar en la universidad más ideal para hacerlo tenía que hacer un riguroso examen, así como muchísimos ensayos y cartas para su admisión, por lo que muchas veces tuvo que sostener un libro en sus manos mientras se deslizaba por los aires, o llevar colgada su mochila en la espalda para que cuando tuviera un momento libre pudiera sacar su computadora y continuar redactando sus ensayos.

Si algo le había dejado la experiencia, era saber que golpear gente con una laptop era un método bastante efectivo, pero definitivamente no costeable. No para alguien como él.

Incluso había visto un cartel publicitario un día, de una campaña política educativa que lo había dejado con una ceja alzada pero un sentimiento cálido en el pecho. Era una foto de él, sentado en la esquina de una azotea con una pierna alzada y la otra colgando libre por la orilla, mientras tecleaba frenéticamente en su computadora con las mangas de su característica sudadera azul arremangadas. Obviamente con su nuevo traje de SpiderMan y su característico gorro tratando de mantener su cabellera cubierta lo mejor posible en su cabeza.

En letras grandes blancas colocadas abajo en un costado, se leía la frase: "Si hasta SpiderMan se preocupa por sus estudios, ¿por qué tú no?".

Claro que eso lo había dejado con nuevas sospechas en la gente de que probablemente SpiderMan era un estudiante de Bachillerato o Universidad (sospechas que no estaban para nada alejadas de la realidad), pero había escuchado que después de eso las solicitudes para el nivel de escolaridad superior habían aumentado, así que bueno. Qué más daba ahora.

Y justo en este momento, donde se encontraba cruzando las puertas de su tan deseada universidad con una caja en los brazos y arrastrando su maleta, pensaba que todo había valido completamente la pena.

La Universidad de Harvard era una escuela bastante prestigiosa, y era el primer paso que lo pondría más cerca de poder ser la clase de persona que quería ser, en la que le había prometido a su madre y a los señores hispanos que habían compartido casa con él durante su infancia que se lograría convertir. SpiderMan o no, Alexis Quackity iba a ser el mejor abogado por los derechos de los menos afortunados que el mundo iba a conocer.