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CAPÍTULO 4 | Ofrenda de disculpa

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CAPÍTULO 4 | Ofrenda de disculpa.

— ¡Intento de allanamiento! – gritó Chloé con todas las fuerzas que sus pulmones le permitieron, las cuales no eran precisamente pocas.

A esa hora, las 3am, era muy probable que todo el personal que trabajaba en la mansión Laforet estuvieran dormidos, pero la rubia estaba dispuesta a despertarlos.

— ¡Vengo en son de paz! – aseguró Ethan, mostrando las flores, el cartel y la bolsa al mismo tiempo, en un intento por convencer a Chloé.

— Eso afirmas, pero puede estar pactado un secuestro – concluyó Chloé, mirando a Ethan a través de la ventana con diversión. Tocaba su venganza. — ¡Ayud-!

— Te he traído un regalo – gritó Ethan antes de que la chica pudiera volver a formar un escándalo que despertara a todo el vecindario. — Una ofrenda de disculpa.

Regalo.

Ahí estaban hablando el mismo idioma.

Para nada materialista, Chloé.

— Uhm – murmuró Chloé, analizando la situación, interesada. Los regalos eran su lenguaje de amor, junto a las palabras de afecto. — Enseña la mercancía, y sopeso si dejarte pasar.

— Cuando miré tu móvil, estabas mirando un bolso – explicó Ethan, captando de inmediato la atención de la francesa. — Pensé que te gustaría, y podrías perdonarme.

Así, Ethan agarró el accesorio, sacándolo de la bolsa con rapidez, antes de dejar un segundo para que Chloé trajera a las fuerzas armadas de Norteamérica para echarle de allí.

— ¿Cómo lo has conseguido? – preguntó la rubia con curiosidad, siendo consciente de que el bolso era de una marca importante y cara.

No era una clasista -en verdad sí-, pero no comprendía del todo como Ethan podía haberse hecho con uno de ellos. Estaba segura de que el chico no podía permitirselo.

— Tengo mis métodos – se limitó a responder Ethan, dedicando un guiño que la rubia logró ver aún con la luz de la luna reflejando su rostro.

— ¿Lo has robado? – cuestionó la chica. Una pregunta bastante cuestionable de su parte, pero al ver el balbuceo incómodo por parte de Ethan supo que tenía razón. — Mejor no contestes, no necesito saberlo.

Yo tampoco necesito saberlo. Soy muy joven como para que me encarcelen por cómplice.

Igual, después de todo, Ethan y Chloe se entendían mejor de lo que esta misma inicialmente pensaba.

— ¿Entonces? – preguntó el chico con una sonrisa radiante. Si hace un par de meses le hubieran dicho que estaría en frente de la casa de Chloé Laforet se hubiera reído en sus caras, pero ahora estaba siendo una situación real.

princess treatment ; ethan morales [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora