01: solo no puede señor.

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Capítulo 1
Simón Garcias

El reloj de la oficina hacia tic tac mientras organizaba todo para mis próximas reuniones, aunque algunos se fueron apenas le di la orden de tener la tarde libre yo aun me encontraba esclavo de los archivos que debía tener listos. Mi espalda y cuello duelen debido a la tensión de las últimas semanas, si bien llevar una empresa adelante requiere de todos los esfuerzos y dejar algunos compromisos de lado el resultado siempre será satisfactorio

Miro la fotografía de mi pequeña hija cuando el móvil comienza a sonar una y otra vez haciendo que me desconcentre de mi labor para atender al llamado.

—Señor Garcias —reconozco esa voz— hablamos desde el colegio de Victoria.

—¿Le ha sucedido algo a mi hija? —pregunto cerrando la laptop

—Señor la presentación de su hija era hoy —susurra y maldigo— ya ha terminado y su hija es la única que sigue aquí.

Cuelgo sin decir nada mas y mi paso apresurado llegando lo más rápido al estacionamiento para encender el motor de mi auto donde me pierdo por las calles de Madrid las cuales me muestran a los transeúntes corriendo de un lado a otro evitando el trafico que se avecina, la música de la radio hace que el tiempo que llevo parado esperando que avanzara fuera más corto. Reviso el reloj en mi muñeca el cual marca las seis de la tarde y la llegada al estacionamiento de la primaria.

La profesora esta con la mochila de mi hija mientras ella se acerca corriendo a nuestro encuentro.

—¿No llegaste? —susurra y bajo a su altura— te has perdido mi baile.

—Lo lamento cariño —beso su frente— puedes esperarme en el auto mientras hablo con tu maestra.

La pequeña asiente y se sube rápidamente en su asiento, pero para cuando cierro la puerta el carraspeo de la maestra llama mi atención y me giro para enfrentar su mal genio.

—Es muy serio lo que está sucediendo con Victoria— ella me entrega su mochila— no es primera vez que esto sucede y mi deber como maestra es ver el bien de mis alumnos.

—¿Qué es lo que realmente esta tratando de decir? —pregunto

—Lamento informarle que esta es la ultima vez que permito que Victoria se quede hasta estas horas en el establecimiento —ella sonríe sínicamente— la próxima vez me vere obligada a hablar la situación de la niña con servicios sociales.

—Sabe perfectamente que mi tiempo es limitado —la rabia se apodera de mi— todo lo que mi hija pose es gracias al trabajo que tengo.

—Su trabajo no es una justificación para que la alumna tenga tan poca asistencia de su padre en el establecimiento —ella asegura— debe entender que todos los padres se dan un respiro de sus labores en el trabajo para ver las presentaciones de sus hijos.

Asiento ignorando todo lo que ella sigue diciéndome y me concentro en la pequeña de seis años que se encontraba dentro del vehículo, aunque me costara admitir que la señora tenía razón de alguna manera sabia que las cosas eran difíciles de cambiarlas. Suspiro cuando siento la mirada de la maestra fijamente en mi esperando alguna respuesta.

—No le permitiré que usted me separe de mi hija —ella intenta decir algo, pero no la dejo— victoria si bien puede que no tenga un padre presente en sus actividades escolares, soy un padre que no dejara que nadie ni nada nos separe. No vuelva a mencionar como es la crianza que llevo con mi hija, ambos nos entendemos y ella sabe perfectamente por que muchas veces no puedo llegar. La empresa que dirijo no es un juguete, requiere de mi atención tanto como mi hija.

—Su hija debe ser su prioridad, señor Garcias.

No le respondo cuando me subo al automóvil arrancando de ese lugar, Victoria se entretiene jugando a contar los autos que pasan por nuestro lado mientras sigo acelerando.

Cuando llegamos a nuestra casa la luz se encuentra encendida y puedo ver a mi madre abriendo la puerta de la entrada, la pequeña baja corriendo para saludar a su abuela mientras yo me estaciono.

—Mira que enorme estas mi niña hermosa —mi madre la abraza cuando me acerco a ellas— ve adentro cariño que está esperándote tu tarta favorita.

—¡Chocolates y fresas! —Victoria grita.

—Sabes que después no dormirá —beso su mejilla— no era necesario que vinieras hoy, madre.

—Un gustito de comida no saludable no dañara a mi niña —asegura cuando cierro la puerta detrás de nosotros— tú eras igual o peor que ella cuando pequeño, recuerdo que llorabas por unas hamburguesas del carro de la plaza.

Niego riendo y desisto de la idea de seguir discutiendo con ella ya que sabia que el que terminaría perdiendo seria yo.

—Pensé que papá también vendría.

—No hemos tenido buenos días —ella encoge sus hombros— ahora es mas importante su oficina.

—¿Todo esta bien? —pregunto en susurro.

—Creo que me pedirá el divorcio —dice mirando a su nieta quien esta concentrada comiendo.

—¿Por qué crees eso?

—Son tantos años al lado de tu padre —ella suspira— que siento que las cosas entre nosotros ya cambiaron. Y no lo culpo, solo que ya no somos los jóvenes enamorados que alguna vez fuimos.

—Siempre tendrás nuestro apoyo —me acerco besando su frente— si necesitas donde quedarte, aquí no abra problemas.

—No te preocupes cariño, tu hermano me ha cedido una habitación en su departamento.

Asiento cuando ella se acerca a mi hija besando su mejilla y pasa por mi lado repitiendo el mismo gesto, para poco minutos después sentir como la puerta de la entrada es cerrada dejándome solo con la pequeña quien apenas termina de comer se larga a su habitación para jugar antes de dormir.

Suspiro cuando hago un movimiento de mi cabeza haciendo sonar mi cuello para liberar un poco de tensión, enciendo mi laptop y miro los anuncios que se encontraban en las paginas de niñeras, pero ni uno llama mi atención puesto que no quería elegir a cualquiera se quedara con mi hija, por lo que decido ser yo quien colgara el anuncio.

¨Se busca niñera de tiempo completo. Si estas interesada las entrevistas comenzaran mañana a partir desde las 08:00¨

Presiono la tecla de publicar y cierro nuevamente el portátil, subo las escaleras y me encamino a la habitación de mi hija quien mantiene la luz encendida. Entro y la encuentro durmiendo en su cama y decido arroparla, enciendo la pequeña lampara que tiene a un lado de su cama para salir para dejarla descansar.

Si de algo estaba seguro es que tenia miedo que la persona que la cuidara no entendiera su forma de ser en tanto la educación de ella y las tardes de diversión que ella merece.

La Niñera (pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora