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Los cachorros habían vuelto a casa acompañados de sus siniestros padres traicioneros y descarados, entre los tres bebes habían formado un complot perfecto de quejas y bufidos, todos ellos emitían jadeos indignados y hacían pedorretas exageradas sabiendo que a Renjun le ponía de los nervios verles hacer esos gestos. Sobretodo habían priorizado la venganza contra el Alfa de vampiro pues del que menos se esperaban una acción así de macabra era de su papá favorito.

Pasaron unos veinte minutos bastante entretenidos con la salita de juegos que les prepararon para su estancia diaria, habían estado explorando cada rincón y arrojado cada juguete a la alfombra, incluso Heeseung se enfrentó a BeomGyu por una pelota de goma que chillaba cada vez que la mordían.

Era muy divertido. Hasta que cayeron en cuenta.

¿Y su papá? Alzaron sus cabecitas escasas de cabello y voltearon a todos los posibles escondites del vampiro, rebuscaron entre lloriqueos y por sus gargantas asomaban los gritos si no daban con el pelinegro, la cosa empeoraría si en esa exhaustiva búsqueda tampoco vislumbraban la cabellera castaña de Renjun. Y Jungwon fue el primero en soltar un suave pero inquietante sollozo, ese débil dolor viajó por la sala hasta alertar al resto de cachorros.

Sus hermanos, sentados en sus lugares, voltearon hacia él y como si la conexión entre lazos sanguíneos les diese poderes telepáticos, rompieron a llorar fuertemente.

¿Dónde estaban sus papás? Hacia un par de minutos que estaban de pie en la puerta, mandaban besitos y les repetían que los querían mucho pero aquello no les resultó extraño porque la pareja es muy melosa con sus bebés, así que ellos supusieron que era cosa de rutina.

Hasta ese momento, donde daba igual las ofertas de juguetes que lanzaban sus cuidadoras, ellos mantendrían el escandaloso descontrol y únicamente lo interrumpirían si sus dichosos progenitores acudieran a sus plegarias dolorosas, ¿es que no los escuchaban?

Tras ver la situación perdida contra los trillizos, las dos cuidadoras decidieron que sería mejor intentar dormirlos, todo cachorro cedía ante el sueño después de trabajar sus pulmones y garganta con unos buenos gritos enfurecidos, y los vampiros no eran la excepción.

Uno a uno fue cayendo en la cuna, sus cuerpecitos aun sufrían espasmos por el llanto, mantuvieron esos pucheritos adorables y sus pestañas continuaban humedecidas por los torrentes de lágrimas que cayeron de sus ojitos.

Dos horas después despertaron hambrientos.

¿Y su mamá? Rebuscaron una vez más, esta ocasión fueron más rápido y comprendieron que debían dar cuerda otra vez.

Las dos cuidadoras se vieron entre sí. Se notaba que era el primer día de los cachorros de vampiro, estaban alterados, desconfiaban de ellas, no les resultaba sencillo jugar sin la presencia de sus padres y no aceptarían una comida distinta a la leche de Renjun.







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—¿Crees que estén molestos? —Renjun volteó a ver a su esposo con una mueca de obviedad ante la pregunta estúpidamente inocente que hizo tras ver al trío de vampiros sentaditos en dirección al sillón y dándoles la espalda a ambos.

Escuchaba sus bufidos y juraba que uno de ellos seguía lloriqueando en silencio, conteniendo las ganas de estar entre sus padres para recibir mimos.

—Creo que la idea fue de Heeseung —Comentó colocando las manos a los costados de su cintura— BeomGyu solo le hace caso a él así que le ayudaría y Jungwon se sentiría presionado por la elección de sus hermanos y por el peso de ser juzgado por los otros, decidió apoyarlos aunque se esté muriendo de hambre...

"𝐁𝐔𝐍𝐍𝐘 𝐁𝐈𝐈𝐓𝐄𝐒𝐒" I 𝐍𝐎𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora