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Renjun hace resbalar el caramelo por su boca lentamente y puede disfrutar brevemente del dulce sabor a fresa, pero Jeno es demasiado egoísta como para dejarle todo a él y en cuestión de pocos segundos tiene la boca del vampiro sobre la suya, besándolo suavemente mientras le roba la esencia del fruto.

Tal vez debía esperarlo desde que cruzó la puerta de la cocina y se acercó al Alfa por detrás, capturándole en un abrazo que parecía cariñoso y bonito, como lo era el Omega casi siempre, pero últimamente tenía sed de capturar a su esposo como si fuera su presa. Así que sus perlas afiladas tocaron apenas la piel expuesta de la nuca y se encajaron perfectamente, un quejido simultáneo se escuchó lejano para el Omega.

Fueron dos minutos los necesarios para que Jeno se volteara algo mosqueado —jamás aceptaría que es vez sí le dolió— y le sentó en la encimera de la cocina, casi podía ver sus mejillas sonrojadas, sacó una piruleta y la introdujo en su boca sin darle tiempo a preguntar.

—Déjame cocinar, cachorro.

No se quejaría nunca de recibir órdenes de Jeno.

Sus mejillas ganaron con rapidez las tonalidades carmines del círculo cromático, tímido asintió y saboreó contento el dulce.

Pero ahora el Alfa había reordenado sus pensamientos mientras añadía condimentos a su cena, tal vez fue la sorpresa del momento lo que le hizo buscar una salida fácil y alejó a su Omega dándole un entretenimiento rápido, pero podía sentir el escozor de la mordida en su nuca y algo de humedad en el cuello de su camiseta, ¿había mordido mucho? No. Sus colmillos y mordidas no son más que un juego y un daño simple, las marcas de sus dientes no duran más de quince minutos en su dermis, aquella no tenía porqué ser una excepción.

Escuchó el chapoteo en sus labios salivosos, estaba entretenido con un caramelo de fresa colándose en su boca, dándole un sabor mucho más dulce que el suyo propio. Fue una idea estúpida. Debería haber apagado el fuego y darle una lección a su Omega.

Hizo lo primero, quitando las sartenes de los calentadores para luego girarse hacia el pequeño. Fue allí donde se dio cuenta que su tonto pensamiento de querer regañarlo no le iba a llevar a nada, de hecho, envidió cómo chupaba la piruleta entre sus bonitos labios brillosos.

Renjun le vio y dejó el caramelo fuera de su boca para recibir la lengua de Jeno en su lugar. Jeno sabía a sangre. Dulce, exquisita e inmejorable.

—¿No te cansas de morderme de esta forma? —La saliva enrojecida por la mezcla del dulce y de la propia sangre en la boca de Renjun fue resbalándose por las comisuras de sus labios, exhalaba con rapidez y sentía que no había obtenido suficiente— ¿Quieres marcarme? No te daré el gusto de pasarte conmigo de esa manera, bonito. Yo me gané la marca en tu cuello después de un cortejo muy largo, ¿recuerdas?

Relamió sus labios para no perder nada, quería volver a meter el dulce en su boca para molestar a Jeno y que éste le obedeciera, pero no obtuvo un buen resultado. En cambio Jeon tiró de él hasta hacerle bajar de la encimera, su camiseta se subió en el momento y no estuvo erguido por mucho rato, el cuerpo de Jeno le abalanzó contra el filoso mármol. Con la mitad de su cuerpo tumbado en la fría cerámica, Renjun soltó una risa nerviosa. Subió intencionalmente una de sus rodillas y jadeó satisfecho al sentir los dedos de Jeno apretando el interior de su muslo para retenerle en esa postura tan intima.

—Ni te atrevas a seguir jugando.

—Fue idea tuya tratar de retenerme como a un perro con un bozal, ¿la piruleta era para morder? —Preguntó con suavidad, resbalando una de sus manos por el brazo musculoso de su esposo— ¿Quieres que yo te corteje? Te he dado tres cachorros de vampiro, bonitos, gorditos e igual de pálidos que tú, ¿no es suficiente cortejo, idiota?

Esta vez le vio fruncir las cejas.

Jeno no sabía ser duro.

Tampoco sabía que Renjun podía bromear y mentir.

—P-Perdón, amor. S-Sí que lo es, te has esforzado mucho por nuestros bebés, eso es más que suficiente. —Dejó el cuerpo de su pareja y colocó sus manos unidas detrás de su espalda, sin dirigirle la mirada.

—¿Uh? —Se enderezó solo un poco, ayudándose de sus manos para apoyarse en el mármol. Su Alfa estaba sumamente rojo.

—No debí decir eso, mi obligación era cortejarte porque te amo y debía enamorarte... —Murmuró— Puedes marcarme si quieres, soy tuyo.

Oh.

—Nonoo... —Exhaló un poco antes de arreglarse la ropa y dejar el caramelo sobre la encimera— Debes aprender a distinguir... estas situaciones... yo... —Tapó la parte inferior de su vientre para que su erección no reluciese tanto cuando quería dar una explicación a su Alfa— No lo decía en serio, no...

—P-Pero es verdad que me has dado tres cachorros de vampiro, bonitos y gorditos...—El punto no es ese... —Musitó cohibido

— El punto es que entiendas que no lo decía con sinceridad, solo quería seguirte la corriente. Las parejas lo hacen de esta manera, ¿por qué es tan difícil para nosotros? —Se preguntó unos segundos más tarde, la mueca en su esposo solo le hacía preocupar más.

—Los humanos son muy complicados. —Confesó Jeno rompiendo la distancia que había impuesto anteriormente, le abrazó por los hombros y frotó su mejilla en los cabellos castañitos del más bajo— Quiero amarte de una forma bonita, delicada y preciosa, como eres tú... si darme mordiscos como si fuera carne es tu forma de quererme, puedes comerme completo.

Se sorprendió un poco, estremeciéndose entre sus fuertes brazos.

—Eres demasiado para mi,Jeno-ah... me siento un sucio necesitado de sexo a tu lado...

—Eres el ser pervertido más bonito que conozco y por eso te hice mi esposo, no te avergüences de ello...












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(1,000 palabras)

"𝐁𝐔𝐍𝐍𝐘 𝐁𝐈𝐈𝐓𝐄𝐒𝐒" I 𝐍𝐎𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora