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Jeno estaba acurrucado contra una almohada en el lado derecho de la cama, soñaba que adoptaba un braquiosaurio y que su esposo lo echaba de casa por llegar a su puerta con un huevo gigante alegando que era la nueva mascota. Y hubiera tenido un sueño bastante lindo y lleno de quejas de su bella pareja, sino fuera porque ese chico que tanto amaba hizo un intercambio y se coló entre sus brazos exigiendo contacto.

El contacto que Renjun necesitaba esa noche no se basaba en estar acurrucados juntos en la mitad del colchón, así que fue acercando sus labios a las mejillas pálidas del Alfa muy despacito, acariciando con ternura y dejándose llevar por su rico aroma.

Jeno en un primer momento relajó su cuerpo y dejó que el castañito indagara todo lo que quisiese puesto que pensó que se trataba de su ciclo de celo, porque usualmente suele ser así de mimado y quejica, restregándose contra su anatomía, dándole besitos dulces y obligándole a abrazarle con fuera mientras reforzaba su marca. Amaba el celo de Renjun por muchísimas razones pero era más especial cuando simplemente se daban cariño suavemente sin necesidad de pasar a otro nivel.

Pero la tranquilidad de Jeno duró menos de cinco minutos.

Renjun bajó a su cuello y lamió, dejó un par de besos húmedos para después pillarle con la guardia baja. Clavó sus colmillos sin remordimientos.

Y lejos de recibir un regaño corto o un gritito de Alfa, Lee carcajeó con la voz ronca y adormilada, logrando que Renjun ganase confianza allí escondido. Mordisqueó con cuidado, hundiendo los caninos sin llegar a ser muy brusco aún sabiendo el aguante del pelinegro.

-¿Y bien? -Su voz desmorona la parte sutil de aquel momento, Renjun cambia de lugar su mordida y dirige sus labios ensalivados al brazo derecho del otro, encajando mejor para después hundir sus muelas. Un quejido logra salir de Lee.

Sus colmillos son tan cariñosamente torpes en su dermis que apenas puede sentir, son prácticamente inofensivos y romos, pequeñitas perlas que duelen en su boca.

Renjun envuelve con sus dedos finos el codo de su pareja y ejerce fuerza para que no logre separarse de él.

-Deberías avisarme cuando quieras hacer esto, los niños están en la habitación... Dice acariciando sus cabellos enmarañados y le sonríe con ternura a lo que el Omega solloza con gracia y asiente suavemente.

Tal vez sea un aviso para su próximo celo puesto que esos suaves sollozos y cuando eso sucede entra en una especie de burbuja donde se emborracha y sale de ella con un aire de Omega cariñoso y llorón. Y añadir a un celo el dolor de encías por sus cachorros era aumentar su estado de desagrado en general.

Su naricita se irrita, deja que Lee le toque el cuerpo mientras que de él salen cortos suspiros y algunos cuantos sollozos. Y aunque el mareo le resulte bochornoso y le haga lucir como un Omega necesitado de sexo, tiene a Jeno

Y enganchado en su bíceps ronronea feliz.

-¿Va mejorando? -Inquiere en un susurro, lleva sus caricias a la nuca y una clase diferente de instintos se activan en el Alfa al rozar con la yema de sus dedos la dermis cálida y tersa, el olor de su sangre se va impregnando despacio en el ambiente y únicamente atina a verle a los ojos.

Renjun se separa de su bíceps para pasar un pañuelo por la zona con algo de vergüenza, limpia la saliva de sus labios y saborea la marca que ha dejado en su piel pálida. El morado del centro y las gotitas rojas de cada uno de sus dientes, diferenciando sus colmillitos. Se dice a sí mismo que es muy linda, que se asemeja a la que tiene en el cuello aunque la suya es de un Alfa de vampiro.

Dirige sus ojuelos inocentes a los del otro para encontrárselo con las pupilas dilatadas y el color rojo apoderándose del blanco de sus luceros, dándose cuenta del cambio.

-Gracias por dejarme hacer esto y perdón por desperdiciar todas tus soluciones... -Murmura con vergüenza y relame sus labios, toma su rostro y acaricia sus mejillas—¿Quieres? — Pregunta y menea su cabeza hacia un lado, mostrándole la zona más vulnerable de un Omega.

-¿Puedes simplemente besarme? -Le responde y le agarra de la nuca para acercarlo, es correspondido al instante por unos labios de rico sabor a fresa que no se detienen al ser dominados.

Siente como ronronea y quiere aceptar su atrevimiento, una parte de él da luz verde a lo que le sugiere y otra parte le retiene recordándole que es su esposo.

No puede beber su sangre.

-No me pasará nada... -Dice el castaño una vez libera sus belfos, lame los contrarios y Jeno se mofa con incredulidad.

-Y antes decías que serías el primer Omega convertido en un vampiro por una extracción pequeña de sangre. Ni siquiera pude saborear nada porque ya estabas llorando diciéndome que te volverías blanco...

-Dracula no dejó buenas impresiones...

Jeno se ríe de su mención. Pero realmente se prohibió a sí mismo convertir aquello en un hábito de pareja, no era sano para Renjun y a la larga acabaría siendo perjudicial para ambos. Se dijo a sí mismo que esa vez sería la última. Porque Renjun sabía demasiado bien y le amaba tanto que no podía darse el lujo de comer de él.

-¿Un besito más? Aún duele...

-¿Y con un besito solucionarías tu dolor, bizcochito? -Jeno bromea alzando una ceja en su dirección a la vez que sonríe. Renjun aprecia su sonrisa mestiza y sus mejillas ganan el color carmín con fuerza.

—Sí. —Suelta con simpleza y baja la mirada.

Luego frunce sus los labios y se inclina hacia delante cerrando sus ojos, y abría chocado sus labios con los del vampiro, de no ser por un dedo que se posa sobre ellos y le retrocede. Escucha la risa del Alfa y se queja.

-Acabaré dándote un mordisco si sigues así...

-Uhm... que así sea.

Y le besa de todos modos, sus dientes chocan y sus lenguas se desplazan sobre la contraria, le siente muy frío y suave, como si estuviera contrastando sus temperaturas y texturas. Le divierte estar así una madrugada de un sábado, le emociona cuando Jeno tira de su cintura y le mete entre sus piernas, el dolor en sus molares desaparece.

Un gimoteo escapa del Omega, removiéndose con nerviosismo cuando las manos frías se cuelan por su camiseta, siente cómo un dolor punzante regresa a sus encías, recordándole que aún está en proceso de crecimiento.

Parpadea un par de veces con el rostro de Lee frente al suyo, menea su cabeza dándole un besito esquimal y la ternura de su rostro se encuentra en sus mejillas acaloradas y en sus labios traviesos. El descuido de Jeno está en admirarle como si fuese un Dios pero no podía hacer nada contra eso, admitía sin tapujos que Renjun era el Omega que había resquebrajado su corazón para adherirse a él de tal manera que fuese imposible desprenderlo sin romper nada en el proceso. Su corazón congelado se volvía cálido en las manos correctas.

Y le ve abrir sus fauces para acomodar sus dientes perfectamente en el otro brazo, sigue adolorido y su Alfa no le impide nada.

Le acaricia al final de su espalda y siente como se estremece entre sus brazos.

Pasan un par de minutos para que el chillido ligeramente aterrado de uno de los cachorros resuene en la habitación más cercana, y es entonces cuando los padres se ven entre sí decidiendo quién se hace cargo de la criatura.

Gana Renjun , limpiando con la manga de su pijama los restos de saliva esparcidos en la piel blancuzca, niega alzar la mirada cuando se acomoda en su lado de la cama y la tierna acción hace que Jeno no pueda renegar.

-¿Mejor? -Pregunta antes de salir de la cama, referente al estado de sus colmillitos.

El otro niega con vehemencia, nada podrá impedirle que la próxima mordida sea en los muslos del vampiro.

Nada.







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"𝐁𝐔𝐍𝐍𝐘 𝐁𝐈𝐈𝐓𝐄𝐒𝐒" I 𝐍𝐎𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora