Aquella chica yacía sentada sobre una almohada; veía con melancolía el ventanal qué tenía a un lado suyo, preguntándose cuántas gotas de lluvia estaban deslizándose por el vidrio. El cielo se tornaba en un juego de luces blancas acompañadas de los estruendos que provocaban los truenos. La tormenta iba a perdurar por un largo tiempo. Se sentía sola, necesitaba compañía que pudiera sanar la soledad que emergía de su interior.
Unos sonidos se hicieron escuchar en la puerta y seguido a esto un joven entró a la gran habitación donde se encontraba la joven. Él le sonrió, extendió sus brazos y ella corrió hasta él. La camisa de aquel chico empezaba a empaparse en lágrimas que salían de la chica. Le acarició el suave y sedoso cabello largo qué ella poseía para tranquilizarla. Sabía que no le gustaban estos climas, es por ello que quiso sorprenderla. Se abrazaron fuertemente, como si tuvieran temor de que alguien fuera a separarlos y seguido a esto se besaron lentamente. Los labios de la joven estaba salados a raíz de sus lágrimas, pero al joven no le importó. Deslizaba sus grandes manos en la espalda de la chica mientras se seguían besando. Ella se sostenía de sus hombros para no caerse.
Después de unos minutos, se separaron y rieron. La tormenta se estaba calmando; la noción del tiempo se perdió y eso era lo que más le gustaba del chico. Junto a él, los peores momentos eran los mejores momentos.
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Inconsistencias
General FictionRelatos cortos que no lograron ser historias. Algunos pueden estar basados en hechos reales.