Tormenta

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Pasaron los días, semanas e inclusive meses y aquella persona pensaba que estaba haciendo de su vida lo más normal y típica; lo que no sabía es que dentro de ella se había acumulado un sentimiento fuerte de tristeza. Tanto había que en una noche de esas, se desplomó.

Se avecinaba una tormenta, las nubes cargadas se concentraban justo donde vivía, los relámpagos iluminaban cada cuánto los cielos dando un espectáculo para los amantes de ese tipo de clima, a excepción de ella. Al ver aquellas luces blancas, era sinónimo de ansiedad.

Su respiración cambiaba, los latidos de su corazón eran tantos que cualquier persona que estuviera cerca de ella podía escucharlos. La ansiedad era tanta que sus manos temblaban e inclusive sudaban frío. Su mente la traicionaba de la peor manera, ya que se imaginaba escenarios de lo más trágicos y eso empeoraba la condición en la que se encontraba.

Aquella noche ella se encontraba acostada escuchando música de manera aleatoria en la televisión. Mientras mensajeaba con varios amigos sobre alguna salida para días posteriores, una ráfaga fuerte de viento se hizo presente, ocasionado una alerta interna en ella. Rápidamente fue a cerrar ventanas y puertas, el sonido que provocaba el aire era uno de los pocos ruidos que soportaba. Observó un poco el cielo y al ver que empezaba a verse iluminado el cielo, automáticamente cerró las cortinas y fue directamente a la cama donde había estado antes.

Tuvo precauciones y conectó su laptop y celular a la corriente para cualquier emergencia, posterior a eso se acostó y ahí fue donde sin querer, y gracias a las circunstancias del momento, liberó gran parte de todo el sentimiento que había estado guardando en estas semanas donde ni quiera había tenido tiempo para sí misma.

Lloró y lloró con gran frustración de no tener a aquella persona de su lado. Se dio cuenta de que lo que había estado haciendo, esa persona lo hacía para ayudarla a calmarla en tiempos de tormenta. Le trajo una gran nostalgia esos bellos recuerdos, pero al volver a la realidad notó que solo era eso: recuerdos. Siguió llorando, liberando todo lo que traía dentro hasta que quedó dormida.

InconsistenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora