#4 Hora de Karma

42 4 0
                                    

— ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho!

— Ah, el sonido del ejercicio resonando en la pradera en un día soleado, cuanta paz.... O así sería si los estudiantes no llevaran armas

Los estudiantes se encontraban practicando con el cuchillo, siendo observados por Karasuma y Koro-sensei, el ser de tres metros notó algo que pasaba desapercibido por los demás.

— Practiquen con el cuchillo en las ocho direcciones posibles — ordenó a sus alumnos.

— Ya veo... — Murmuró cuando reparó en que Reiko ocupaba su chaqueta para evitar el contacto directo con el cuchillo, pero hacía una mueca cuando de vez en cuando el arma le rozaba la mano por los movimientos que realizaba.

— Yo me haré cargo de la Educación Física a partir de ahora. — dijo Karasuma sin apartar la mirada de los adolescentes.

— Me siento un poco desplazado — dijo con algo de tristeza el ser de piel amarilla.

— ¿No te dije que te quitaras de en medio durante estas clases? Vete a jugar al arenero o algo — lo echó sin reparo alguno.

— Eres malo, profesor Karasuma — murmuró mientras lloraba y con un aura depresiva jugaba en el arenero tal y como le había dicho. — Que sepas que a los alumnos les gustan mucho mis actividades de Educación Física.

— Mentiroso, tus habilidades físicas son demasiado — Sugaya le desmintió

— ¿No recuerdas lo que pasó la última vez?

— Él juega en otra liga — aportó Nakamura mientras le miraba de brazos cruzados.

— Prefiero tener un profesor de Educación Física humano — dijo Sugino para luego suspirar.

Reiko se acercó a Sugino, colocando su cabeza en su hombro, para luego asentir a lo que había dicho.

Dichas afirmaciones hicieron que el aura depresiva del objetivo aumentara, haciendo que empezara a apilar rocas lentamente.

— Bien, sigamos con lo nuestro.

— Pero, ¿para qué sirve este entrenamiento, profesor Karasuma? — Preguntó Maehara — ¿Es buena idea que practiquemos delante de nuestro objetivo?

— Asesinar sigue los mismos principios que estudiar, así que perfeccionar lo básico les ayudará mucho, Isogai, Maehara, den un paso al frente — los nombrados le obedecieron — Intenten atacarme con los cuchillos.

— ¿Está seguro? — preguntó Isogai sorprendido.

— ¿Los dos a la vez?

— Son inofensivos para los humanos — miró de reojo a su hija, quien desvió la mirada ante las palabras dichas — no se preocupen — Se aflojó la corbata — Si consiguen darme, aunque sea un roce, pueden irse a casa.

— Eh... esto... — ambos se miraron — está bien — Isogai parecía algo preocupado, pero aun así ambos se colocaron en posición de atacar.

Al intentar apuñalarle, Karasuma lograba esquivar y desviar los ataques fácilmente.

— Como ven — empezó a explicar — con un poco de entrenamiento, hasta yo puedo esquivar los cuchillos de dos principiantes. — Eso hizo que ambos le atacaran de frente, siendo detenidos sin esfuerzo alguno — Si no pueden darme a mí, no tienen ni la más remota posibilidad contra él que va a Mach 20.

La clase bajó la cabeza, ante la afirmación que su profesor había hecho.

— ¡Miren! Mientras estábamos entrenando, él ha construido el castillo de Osaka en el arenero, se ha cambiado la ropa y hasta ha preparado té.

𝐿𝑜𝓈𝓉 𝑜𝓃 𝓎𝑜𝓊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora