#6 Hora de química

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La clase que iban a recibir sería química, Koro-sensei junto a Takaoka e Isogai habían salido a traer unos materiales que se iban a ocupar para la hora, mientras en el aula, Maehara y Mimura se colocaban detrás del escritorio con cuchillo en mano, junto a Okajima quien se posicionó al lado de la puerta.

Cuando esta se abrió, rápidamente le fueron a atacar, siendo esquivados cada uno de los ataques mientras el objetivo de asesinato ordenaba los materiales que habían ido a traer.

Los tres chicos cansados se quedaron tomando aire al lado del escritorio.

— ¿De verdad ha preparado las cosas mientras nos esquivaba a los tres? — Maehara preguntó, incrédulo.

— ¿Estás bien, Maehara? — Isogai se acercó a él.

— Sí... — le respondió agotado.

— Saben de sobra que con un ataque sorpresa tan simple no le van a hacer nada — Karma opinó al ver a los agotados chicos.

—¡Bueno! ¡Empecemos con la clase!

Koro-sensei pasó al lado de la mesa en la que la pelinegra estaba sentada junto a Rinka, manteniendo la cabeza en la mesa.

La clase comenzó, por lo que los alumnos sacaron las compras que el profesor les había pedido para la lección, la chica de ojos verdes lentamente buscaba los pockys y las otras chucherías que había comprado, llamando la atención de la peli naranja de su lado.

Koro-sensei en un vaso de precipitado donde había regaliz, agregó un líquido, esperaron unos segundos y se hacía un cambio de color notable.

— ¡Se ha puesto rojo brillante!

La pelinegra observaba de reojo la clase, su cabeza la estaba matando. Aun así intentaba prestar atención.

— ¡Así es! Nuestro experimento para extraer el colorante de las chucherías...

Rápidamente, tomó las compras que sus alumnos hicieron para la clase, reuniéndolas en el escritorio.

— Ha sido un éxito, yo me encargo de lo que ha sobrado.

Al decir ello, se marchó rápidamente a esconderlas de sus estudiantes, para luego regresar con la misma rapidez con la que se había ido.

Las quejas no tardaron en llegar por claras razones, y la pelinegra le habría reclamado por robarse lo que pensaba comer más tarde, pero sus no quería hacer nada.

Mientras Okuda le ofrecía tres recipientes con veneno a la criatura amarilla, Rinka se acercó a su amiga.

— Hey... ¿Estás bien?

— Solo es cansancio — le dio una sonrisa intentando tranquilizarla. Ella asintió, no muy convencida de lo que la pelinegra decía.

Ambas voltearon a ver el más sincero intento de asesinato, siendo realizado por Okuda. Cada frasco que tomaba hacía que la cabeza de Koro-sensei se llenará de adornos, hasta que tomó el último, el cual parecía haberle hecho un gran efecto, pero simplemente le dejó con la cara blanca y una mirada que no expresaba nada.

— Ódienme a mí, pero no odien el asesinato. — dijo de repente.

— ¡¿A qué viene eso ahora?!

— Por cierto, Okuda — le llamó, captando su atención — No puedo permitir que mis estudiantes hagan veneno sin supervisión, no es seguro.

— De acuerdo, lo siento.

— Si luego tienes tiempo libre, ¿Por qué no intentamos hacer un veneno que pueda matarme?

— ¡S-Sí!

𝐿𝑜𝓈𝓉 𝑜𝓃 𝓎𝑜𝓊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora