Un pequeño resbalón

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Papá Tommy x Mamá!Lector
Resumen: Papá se ha quedado solo con los niños por primera vez. ¿Qué podría salir mal?

Autor: toms-cherry-trees en Tumblr.

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La tarea fue bastante fácil. Mami necesitaba el día libre de una chica, al que tenía todo el derecho. Después de todo, criar a un niño de tres años y a un bebé de 11 meses podría ser una misión agotadora y ella se merecía un descanso. Frances había contraído la gripe, lo que significaba que le habían prohibido acercarse a la guardería hasta que se recuperara, y Tommy no confiaba lo suficiente en las otras criadas. Lo que significaba que él tenía la tarea de cuidar a los niños ese sábado por la tarde. Eran sus hijos, así que debería ser bastante fácil, ¿no?

Equivocado.

El primer problema surgió cinco minutos después de que mamá pusiera un pie en la puerta. Su hijo mayor, David, exigió saber el paradero de su caballo de juguete. Debido a que ninguno de los otros once caballos perfectamente apilados en los estantes de su cuarto de niños serviría, quería el que tenía una oreja perdida y casi no quedaba pelo en la cola. Ninguna de las criadas lo había visto, y sin importar cuántas camas y sofás Tommy mirara debajo, el juguete se negaba a aparecer. Lo curioso del llanto de los niños es que parece ser contagioso, pues cuanto más lloraba su hijo, más hacía pucheros su hija Vera, hasta que ella también dejó caer las lágrimas de sus ojos azules de Shelby, berreando como un animal herido sin razón aparente, aparte del propio dolor de su hermano. Esto, a su vez, hizo que David llorara aún más, lo que los atrapó en un ciclo interminable de lágrimas y desesperación.

No había pasado ni una hora y Tommy ya podía sentir una vena abultada en su sien. Podía soportar muchas cosas, pero el llanto tenía una particular eficacia para ponerle los nervios de punta. Entonces, en un intento desesperado por aplacar la tormenta, puso un niño debajo de cada brazo y marchó hacia los establos como un hombre con una misión. Sabía por un hecho que los caballos siempre resolvían todo, y si no lo hacían al menos el llanto no sonaría tan fuerte en los campos abiertos. Pero como por arte de magia, en el momento en que los hermosos animales aparecieron a la vista, David se soltó de las manos de su padre y corrió hacia los caballos. Su favorito en particular era uno viejo que, al igual que su propio juguete maltratado, le faltaba un trozo de una oreja y prácticamente no le quedaba cola ni crin. Su esposa lo había salvado, habiéndolo encontrado abandonado al costado del camino. Tommy sugirió sacarlo de su miseria, pero ella no aceptó, y ella y Curly cuidaron al equino hasta que recuperó la salud. No podía trotar muy bien ni alcanzar grandes distancias, pero David lo amaba muchísimo, y por eso Tommy se sintió extremadamente agradecido en ese momento.

Sin embargo, su alegría duró poco. Es fácil perder la noción del tiempo afuera, y cuando Tommy se dio cuenta, Vera se había vuelto bastante quisquillosa, ya que había pasado su hora habitual de siesta. Sus lamentos agudos podían despertar a los muertos y hacer que los vivos corrieran a refugiarse; ella podría ser una estrella de la Royal Opera House algún día con ese par de pulmones. Pero por ahora Tommy no deseaba nada más que calmarla y disfrutar de cinco minutos de bendito silencio. Pero tenía otro problema entre manos. Los mozos de cuadra tenían el día libre, y Vera no podía dormir sin su botella de leche y su manta, pero tampoco David podía quedarse solo afuera, pero si Tommy lo volvía a llevar adentro, haría una rabieta de tamaño real.

Imagina - Thomas ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora