Miles y Miguel habían entablado una relación, una llena de baches, heridas y muchos, muchos "perdón" de Miguel.
Miles notaba el cambio repentino de Miguel, ya no se interesaba con antes, las noches de pasión se habían desvanecido, sus sentimientos seguían ahí pero su cuerpo, su mente estaba en alguien más, el lo sabía, Miguel seguía negandolo y Miles sufría preguntándose por qué el no, por qué si el había dado todo por madurar su relación, a pesar de la diferencia de edades, Miles sentía que Miguel no tenía tanta madurez como aparentaba.
Una de tantas noches donde Miles se quedó esperando un toque del mayor, con insomnio se mantuvo despierto hasta altas horas de la madrugada, estaba aburrido, triste y un poco decepcionado.
¿Dónde acabo el deseo?
Sabía que su condición había bajado, que su cuerpo no era el mismo, habia crecido y ya no era más un niño, se preguntaba para sus adentros si eso había causado el cambio, haber perdido por completo la inocencia con el pasar de los años junto a Miguel.
Tomo el teléfono de Miguel, se tenían tanta confianza que tenían las contraseñas de ambos, nunca había dado por sentado que el tendría algo, solo quiso ser curioso, Miguel podía ser un completo imbécil a veces, pero no era un infiel.
Eso pensaba el.
Cuando encontró la conversación con Peter B, se extraño de la poca cantidad de mensajes, quería saber si su amigo y Miguel habían peleado, con el pasar de los años los mejores amigos se habían distanciado sin querer y a Miles le extrañaba eso.
Algo parecía inusual, partes de la conversación no encajaban, como si hubiera ahí antes otras respuestas, como si los hubieran eliminado.
A Miles de le salía el corazón conforme escarbaba.
Entro a los mensajes de otros chats, no había nada extraño, pero entonces decidió entrar al historial de búsqueda.
No sabía que Miguel contaba con otras redes sociales, Miles estaba a nada de llorar.
Muchas cuentas eran visitadas por parte del mayor, la mayoría de hombres que tenían grandes cantidades de seguidores, entonces Miles conecto conversaciones, mensajes y las cuentas seguidas.
Luego vio links en las descripciones, entro en ellos, eran sitios de venta de fotografías.
Uno de ellos, pertenecía a la ex de Miguel.
Miles siempre supo que el mayor no tenía importancia en el género de sus parejas, pero esa ex precisamente, lo había lastimado demasiado, Miles estuvo ahí para el cuando ella lo había herido, le ayudo a salir de esa relación enfermiza, había intentado 4 largos años curar en Miguel las heridas que ella había causado, aún sin demasiado éxito.
Cuando Miles y Miguel formalizaron relación, el menor sabía perfectamente que estaba apresurando las cosas, pero Miguel le tenía tanto amor- uno muy enfermizo- que había cedido a las súplicas de Miles.
Su corazón estaba roto, frente a la pantalla yacían cientos de fotografías de esa mujer en pocas o nulas prendas y Miles quería vomitar del odio, todo se confirmo cuando fue a la galería del teléfono y encontró las fotos guardadas, además de los pantallazos de las cuentas que Miguel usaba para ver las fotos.
Quería gritarle, llorar y pedirle que se largara, cuando el movimiento de Miguel dormido en la cama lo alertó.
Se quedó quieto fingiendo estar dormido, pero Miguel noto al instante que no lo estaba, tomo su mano y le pregunto si todo se encontraba bien.
Ellos ya tenían tanto tiempo de relación que habían comenzado a vivir juntos, se sentían emocionados y felices por el futuro que les deparaba, tanto que Miguel se dió el lujo de comprar un anillo de oro esa a Miles.
Todo se estaba callendo a pedazos, todo el mundo que Miles había logrado construir a lo largo de estos años alrededor del mayor, a quien consideraba su universo entero, todo se desvanecía, desmoronandose en una montaña de humo negro.
-Miguel... ¿Que es esto?-. Miles extendió el celular hacia el rostro de Miguel, el por su parte se tallo los ojos para ver mejor, recién despierto era difícil distinguir pantallas.
-Ah... Es una cuenta que hice con Peter, veíamos fotos de algunas chicas-. Contesto Miguel con indiferencia.
Miles iba a explotar, había esperado muchas reacciones negativas de Miguel, que le intentará explicar, que se enojara por ver en su teléfono, incluso que le dijera la verdad de una forma más suave, pero no sé esperaba eso, esa indiferencia de su parte.
-Eres un asqueroso pervertido, Miguel... Ahora entiendo todo...-murmuraba Miles al punto del llanto, todo conectaba en su cabeza, Miguel ya no lo amaba, deseaba a otras personas, por eso ya no le demostraba amor físicamente, por eso se habían alejado.
-Miles, esto no es por lo que tú crees.- se atrevió a decir Miguel, sentandose en la cama igual que el menor.
Miguel sabía que tenía que actuar con madurez, creía que la indiferencia seria la solución para acabar con lo que sea que estuviera interfiriendo su sueño, la única cosa que le importaba últimamente, el trabajo lo tenía agotado, no tenía energías siquiera para pasar tiempo con Miles de la forma en la que el solía demandarlo.
-Miles, eso fue hace meses, ya pasó.- Miles lo miro, con una mezcla de irá y asco, se quitó el anillo que orgullosamente portaba en todos lados y se lo arrojo a la cara a Miguel.
-Eres una basura Miguel, debí darme cuenta antes, nunca me quisiste.- espeto el menor en la cara de Miguel, casi escupiendoselo con odio.
-Miles, sabes que eso no es verdad, por favor para con este drama.- Miguel empezaba a molestarse, ¿acaso todo lo que le había dado a Miles de forma material no significaba nada? Miguel pensaba que a Miles solo le importaban los temas banales, como el contacto físico para sentir amor y eso lo frustraba demasiado, no había nada que Miles hiciera más feliz que tener encuentros con el, lo sentía como un adolescente y eso lo molestaba demasiado.
-Estás comportándote como un niño, ¡entiende que no todo es sexo, Miles!- termino por gritar Miguel, estresado por la situación que Miles los estaba haciendo pasar.
-¡YO ERA UN NIÑO CUANDO DECIDISTE TOMARME, MIGUEL!- Grito Miles en su cara, con visible enojo acumulado- yo te di mi cuerpo, pensando que así podría demostrar que no era un niño, que podía amarte como lo necesitabas, Miguel... Tu fuiste el que estuvo mal todo este tiempo, yo te di mi alma, construí mi mundo alrededor de ti, ¡Te adoraba Miguel!... Yo... Yo te adoraba...- Miles rompió en un llanto desgarrador, se abrazo las rodillas y se dejó caer en la cama en posición fetal, respirando de forma desordenada, pasando por un ataque de pánico, como los que siempre sentía cuando Miguel tenía que disculparse por lastimarlo.Miguel por su parte, estaba avergonzado de escuchar esas palabras, sabía que había abandonado uno de los pilares de su relación a su suerte, que había tenido a Miles tan descuidado, sabía que estaba en una situación delicada, los problemas de Miles con su cuerpo y su pasado indicaban claramente que tenía un apego ansioso a sentir amor y atención.
Se sentía enojado consigo mismo, sabía que la había vuelto a cagar, que lo había arruinado de nuevo y que tenía que volver a disculparse por millonesima vez, odiaba disculparse, odiaba cometer errores, odiaba que sus planes del futuro con Miles pudieran acabar, no quería estar solo de nuevo, había estado con el menor por tantos años que ya no sabía cómo estar solo y sobre todo, no quería tener que empezar de nuevo con alguien más.
Se levantó de la cama y apenas quiso salir de la habitación, la irá se apoderó de él, golpeó las paredes del cuarto, golpeo la puerta y por último, se golpeó a si mismo en la cabeza, en repetidas ocasiones una más fuerte que la anterior, se estaba desmoronando del asco que sentía por si mismo, por ser un enfermo.
Lloraba con gritos saliendo de su garganta, diciéndose insulto tras insulto que pudieran herirlo y Miles, estaba sentado nuevamente en la cama, escuchando y viendo la escena de violencia que arremetía al mayor.
Se levantó e intento calmarlo, intento separar las manos de Miguel de su cabello, que estaba siendo estirado con fuerza, Miles no tenía la fuerza para detenerlo, pero quizás tenía las palabras.
-Miguel, cálmate por favor, tranquilo, se que no fue tu intención, ¡por favor escúchame!-le grito Miles a la bola de nervios y violencia que era el mayor ahora- Por favor, cálmate... Podemos resolver esto, siempre lo hacemos, juntos, ¿me entendiste?
El cuerpo de Miguel se contraía con sus llantos, pero su cuerpo se relajaba poco a poco.
-Miles, lo siento tanto, no sabes cuánto asco... Cuánto odio me tengo en este momento.- suspiraba Miguel sin fuerzas, su llanto disminuyó a un sollozo de dolor.
-Tranquilo Miguel, perdóname tu a mi, no debí irrumpir tu privacidad, debí ser más comprensivo, debí ser mejor pareja, entender que hay más que... Solo deseo.- Miles no creía en nada de eso, sabía que el deseaba tener más de Miguel, lo extrañaba tanto en muchos aspectos, extrañaba los primeros meses, sin recordar cuánto lo había lastimado ahí también.
Miles no creía una sola palabra de lo que decía, pero lo hacía para que Miguel dejara de lastimarse, sabía que estaba trastornado, sabía que no podía dejarlo, que el solo no podría seguir existiendo, que había perdido a su familia, que estaba completamente solo... Y lo amaba tanto que no quería verlo sufrir.
No sabía si seguirle llamando amor, pero sabía que estaba tan apegado a el, que tampoco podría vivir si le pedía que se fuera.
-Miles... Lo siento tanto. - dijo Miguel, suspirando cansado, dando un respiro entrecortado como los que se dan cuando terminas de llorar.
-Tranquilo, no me iré de tu lado, aquí estoy, buscaremos ayuda para los dos, ¿Está bien? Aquí estaré para ti.
Miguel asintió, escondiendo su rostro en el del menor, abrazándolo contra su cuerpo.
Miles seguía preguntándose, si el había dado todo... ¿Por qué la prefería a ella? ¿Por qué no podía ser suficiente? Y sus pensamientos se cortaron de pronto.
Miles sintió algo húmedo en el cuello, Miguel lo estaba besando mientras bajaba su mano al trasero del menor.
Miguel no podía verlo, pero Miles soltaba lágrimas por su rostro, aceptando el toque, pero sintiendo repulsión hacia el Mayor.
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Migajas de tu amor.
FanficMiles sabía que las cosas no iban a ser sencillas desde que conoció a Miguel, sabía que iba a tener que luchar si quería ganar ese lugar en su corazón, que anhelaba que solo lo mirara a él. Cuando se conocieron fue un clic instantáneo, las pláticas...