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JISUNG

A Jisung le hirvió la sangre ante la amenaza casual de sus hermanos. ¿Estaban intentando intimidar a Chenle? ¿Asustarlo? ¿Hacer que se fuera? El pulgar de Chenle comenzó a acariciar perezosamente el costado de la mano de Jisung, como si pudiera percibir su estado agitado y quisiera que se relajara. Quizás podría. Tal vez ese era el superpoder de Chenle. Él tenía demasiada empatía y Jisung no tenía ninguna. ¿Era eso algo malo? Para Jisung, se sentía como un equilibrio. ¿Sentiría Chenle lo mismo?

─Creo que estás haciendo enojar a nuestro hermanito ─dijo Seongchan, divertido─. No le gusta que amenaces a su nuevo juguete.

Sungchan se rio. ─Taeyong dijo que éste es diferente.

─Bueno, eso ya lo sabemos. ¿Cuándo has sabido que Jisung traiga a casa alguno de sus juguetes? Demonios, ¿cuándo fue la última vez que salió con el mismo chico dos veces? Sin embargo, aquí está, todo enredado en nudos sobre este en sólo... ¿qué? ¿Una semana?

Dos días. Sólo dos días. Pero se sentía como si fuera más. Se sentía como si hubiera conocido a Chenle hace un millón de años y hubieran estado separados todo este tiempo. Y ahora, él estaba de vuelta. De vuelta al lugar al que pertenecía. Con Jisung. Y así era como se quedaría, sin importar quién tratara de interponerse en su camino. Pero Jisung se guardó eso para sí mismo. No tenía permitido amenazar a sus hermanos.

Una de las muchas reglas de su padre. Nunca traiciones a la familia. ¿Y si ellos lo traicionaban primero? Se sentía como si estuvieran amenazando a Chenle, como si quisieran hacer que Chenle les tuviera tanto miedo que no estuviera dispuesto a arriesgar la vida con Jisung. Su mandíbula se apretó y se relajó, todo su cuerpo se sonrojó con... algo... ante la idea de que Chenle lo dejara. Chenle nunca podría dejarlo. Nunca. Él le pertenecía a Jisung. Sin importar qué tan incorrecto fuera. O loco. O posesivo. Chenle era suyo.

El pulgar de Chenle dejó de acariciar y su mano apretó la de Jisung con fuerza,  sacándolo de la espiral de rabia que lo consumía en ese momento. Sungchan y Seongchan tenían sus espeluznantes momentos de gemelos, así que sólo hablaban en voz alta para molestar a Jisung y para incomodar a Chenle. Cosas de hermanos. Así lo llamaba su padre. Decía que les hacía parecer normales. Los hermanos se burlaban entre ellos.

Los hermanos tenían discusiones.

Sus hermanos iban a necesitar que alguien más los llevara el resto del camino a casa si no se callaban de una puta vez porque los iba a dejar tirados a un lado de la autopista. Se lo merecían. Incluso su padre lo vería, una vez que lo explicara. Podían llamar a un Uber.

Chenle giró la cabeza para mirar con dureza a los hermanos de Jisung. ─No sé si esto es, como su intento de intimidarme, o si sólo están tratando de hacerlo enojar, pero si les digo que estoy convenientemente aterrorizado, ¿podemos dejar atrás lo que sea que sea esta mierda? ─preguntó, haciendo un gesto entre ellos.

Los gemelos parpadearon entre sí y luego a Chenle, con su confusión evidente. Jisung apretó la mano de Chenle esta vez, dándole una sonrisa que esperaba que transmitiera... lo orgulloso que estaba de Chenle. Él era tan suave en algunos aspectos. Su piel, sus rasgos, la forma en que se fundía en los brazos de Jisung y sus ojos marrones se volvían brumosos cuando dejaba que Jisung tomara el control.

Pero no era una persona fácil de manipular. No era de los que se echan para atrás, aunque fuera a matarlo. Eso era un rasgo necesario para navegar una vida con Jisung.

─¿Qué sabes del caso de Chenle? Ponnos al día. ─dijo finalmente Seongchan.

Jisung dejó caer sus hombros, toda la tensión abandonando su cuerpo. Les dio todo el trasfondo antes de añadir: ─Uno de los hombres que Chenle recordó que le hizo daño, fue el mejor amigo de su padre, Gary. Es el dueño del club de striptease donde trabaja Chenle.

dq ↻ jichenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora