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ʀᴇ 4 ʀᴇᴍᴀᴋᴇ
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Te encontrabas animada e impaciente al recibir un aviso por parte de Leon anunciando su regreso a la noche siguiente.
Le echabas tanto de menos...
Tenías claro que nada más pasara por la puerta, le pedirías recostaros en vuestro sofá para ocuparte de él; como siempre al volver de cumplir exitosamente sus misiones. Poniéndose sobre tu pecho para dejarte atender con cariño sus dolorosos rasguños.
La dichosa espera había terminado.
Te encontrabas viendo tu película favorita cuando escuchaste el característico sonido de las llaves al girar la cerradura de la puerta. Te levantaste para dirigirte a la entrada rápidamente, como si fueras un adorable perrito cuando su dueño regresa a casa.
Dejaste uno de tus hombros reposar contra la pared, estando junto a la puerta y mirando atenta. Esperando a que la abriera para darle un caluroso abrazo y un apasionado beso de bienvenida.
La puerta al fin se abrió, permitiéndote apreciar a la persona que amabas entrando. Tus mejillas cogieron un tierno color asalmonado y tus labios realizaron una sonrisa cálida.
Te abalanzaste a él sin querer aguantar más para darle su merecida bienvenida, pero sentiste extrañez cuando te respondió devolviéndote un pobre abrazo y un beso algo desganado.
No le diste mucha importancia. Pensaste que podría ser por el acumulado cansancio debido a la exhaustiva misión.
Leon al separarse, fue hacia el dormitorio, cogiendo algo de ropa y productos de aseo para entrar a ducharse. Tú volviste a dirigirte y sentarte en el sofá para esperarle en lo que terminabas la película.
Pasaron los minutos, parecían horas después de que saliera de la ducha.
Esperaste un poco más para asegurarte de que terminaba de vestirse y le llamaste con el propósito de que viniera al salón y poder tratar sus heridas.
En ese corto periodo de tiempo, te pusiste en pie para buscar tus utensilios médicos guardados en una caja de una estantería cercana.
