Un Confidente Inesperado

7 3 12
                                    

Camino de vuelta al piso de Thee

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Camino de vuelta al piso de Thee. No tengo ganas de regresar al hotel. Me siento tan mal por lo que dijo Freechild que, aún sabiendo que es mentira, no deja de haber un tanto de verdad.

Necesito hablar con alguien del tema y la única persona que se me ocurre, está con ella ahora mismo: Rick. No sé por qué, pero a pesar de las semanas que llevan juntos, todavía no he sido capaz de aceptarlo en el grupo. Es posible que sea porque no he resuelto mi situación sentimental con Thee; también que tengo miedo de que pueda llevársela y nos veamos tan poco como cuando estaba con Freechild.

Esos dos pensamientos me están matando. Y las palabras del otro cabrón, son el epitafio.

Apoyo el culo en un coche aparcado frente al portal —que no debería estar ahí porque está prohibido— y le mando un mensaje a Rick. Sólo tengo que esperar unos pocos minutos que ahí aparece por la puerta.

—¿Está todo bien? —me pregunta tan desorientado como yo lo estoy ahora.

Sonrío tristemente. Todavía no corrió la noticia. En breve estará en todos los portales y mensajearán hasta a Dios para contar que le pateé el culo al gilipollas de Freechild.

—Necesitaba confesarte que te amo y que me quiero fugar contigo.

Su rostro se pone blanco y muestra una expresión preocupada.

—E-estás de coña, ¿no?

—¿No te gusto? ¿No te parezco lo suficientemente guapa para ser deseable?

—Kay, por favor. Sabes la respuesta y no tengo ganas de jugar ahora —dice. El puto hombre perfecto se gira y se va.

—Le he pegado a Freechild.

Rick para, vuelve la cabeza y me mira preocupado.

—¿Estás bien? Perdona, voy a cambiar la pregunta. ¿Cuántos huesos le has roto?

—La muñeca, he destrozado su orgullo y he puesto su último clavo de su ataúd social.

—¡Joder! Ya veo que en breve le llegará una catarata de mensajes y avisos a Thee...

El tono de mi móvil me alerta que mi padre me está llamando.

Voilá! Si mi padre me llama es que ya se difundió por todos lados. ¿Sabe Thee por qué bajaste?

—No. Se está bañando y le dije que ahora volvía.

—¿No le habrás mentido para no decirle que ibas a hablar conmigo?

—No, pero no me hace gracia ocultarle nada. Así que te aviso que esta será la última vez. Salvo para una sorpresa de cumpleaños o algo así. No te digo que no cuentes conmigo para nada, sino todo lo contrario, pero no voy a mentir por nadie.

—¿Puedes dejar de ser el superhombre por un jodido momento?

Me doy la vuelta, apoyo las manos en el capó del coche y siento como las lágrimas empiezan a caer a la metálica superficie de un chillón color naranja. ¿Qué clase de idiota le pone un color tan estrambótico a un coche?

Prison KayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora