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La morena reviso una vez más la dirección del lugar asegurandose de que era la calle correcta y que no tenía que volver a preguntarle a alguien sobre su paradero. Suspiro con pesadez y su ánimo se elevó al ver el letrero en la reja de la casa.

Con una sonrisa emocionada subio los escalones hasta llegar al frente de la puerta y sin rodeos tocó el timbre, al no recibir respuesta por un pequeño tiempo decidió dar un par de golpes que estuvo segura que no ignorarian.

La puerta se abrió de repente dejando ver a un muchacho de traje que fruncía el ceño ante la presencia de la morena. Era casi el medio día y Lockwood estaba seguro que no tenía ningún trabajo pendiente esa mañana.

—¡Hola!—la de rulos le dijo con una sonrisa amable, haciendo que el mayor relajara su rostro.

—Hola—decidio ser directo al notar la edad de la muchacha—¿te puedo ayudar en algo?

Analizó su vestimenta, tratando de averiguar si era la nueva chica de la tienda de donas o de nuevo alguien que trataba de venderles productos inservibles que los incitaban al consumismo. La chica era de tez morena adornada por un par de pecas, sus ojos cafés claros hacían un bonito contraste con ellas y Lockwood estaba segura que era un poco menor que el debido a la altura.

—Vengo a buscar a George.

—¿A George?—pregunto confundido llevándose una mano a la cadera.

—Si, moreno, rulos, cuatro ojos, onda friki—se señaló a ella misma intentando explicar—¿Es que no vive aquí?

La morena se alarmo pensando en una excusa para escapar de lo incómoda que iba a ser la situación si es que se había confundido de dirección.

—Oh no, claro que vive aqui—se apresuró a contestar—¿ustedes están saliendo o algo parecido?

Pregunto con curiosidad, ya que su amigo parecía tener más interés en ganar un récord Guinness en visitar el archivo para descubrir más acerca del Problema que salir con chicas bonitas que tocaban las puertas de desconocidos.

La contraria trago en seco e hizo un ademán de asco.

—Por el bien de mi estómago voy a ignorar que dijiste eso—sonrio con asco, sacandole una sonrisa al mayor.

Lockwood iba a seguir hablandole hasta que la puerta de la cocina se abrió y los pasos de su amigo hicieron que ambos jóvenes giraran hacía el.

—Faith Joanne Karim te dije que llamaras cuando bajarás del tren—George se acercó por completo a la puerta.

Faith sonrió en grande y no pudo contenerse de abrazar a su hermano con cariño.

—¿Así es como recibes a tu hermana?—le dijo sin soltarlo.

—Me vas a hacer vomitar, sueltame—George sonreía en grande.

Lockwood miraba sorprendido a su amigo ya que nunca lo había visto demostrar tanta felicidad como lo estaba haciendo en ese momento, además de que en todos los años de amistad que tenía con el moreno nunca había mencionado que tenía una hermana.

El más alto carraspeo interrumpiendo el momento de los hermanos Karim.

—Ah cierto, me había olvidado que seguías aqui—George dijo con fingida inocencia.

Faith soltó una risita ante el gesto de fingida amabilidad de Lockwood ya que ella también se había olvidado de el.

—No saben todo lo que evite que se conocieran—George les hablo a ambos de manera seria, señalandolos con ambas manos— pero ya no tengo opción, Lockwood ella es mi hermana Faith, Faith el es Lockwood.

ANTHONY LOCKWOOD one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora