remember

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Spoilers del libro El Chico Vacío.


Para Arabella no había nada mejor que ir a el archivo inmediatamente después de que su agencia le asignará un nuevo caso a su escuadrón, un par de veces sus compañeras la mataron con la mirada cuando la rubia salia disparada hacia la mesa más alejada de todas con tal de tener un poco de silencio aún si esto implicaba subir del todo los seis pisos del gran edificio.

Se sentó en su lugar habitual con alegría empezando a sacar sus notas que había tomado hace algunas horas con lo que pudo rescatar del relato de su cliente y sin esperar mucho más garabateo sobre una hoja nueva.

Mordió la goma del lápiz de manera inconsciente para después tachar un título de un libro que no coincidía con el año del que se trataba su caso.

El ruido de la silla frente a ella siendo arrastrada ni siquiera la inmutó y siguió en su tarea unos segundos más.

—Jade, me odiaras por lo que te diré pero "Autores del siglo XX" no creo que entre en la lista de investigación—le dio vuelta a la página asegurándose del título— podríamos intentar en su lugar ir por...

Alzó la cabeza esperando encontrarse con la chica de ojos azules y sus otras dos compañeras sin embargo frente a ella se encontraba un muchacho castaño que la miraba con una pequeña sonrisa.

—Oh...—la desconcertó su presencia notablemente, miro la mesa con curiosidad notando que se encontraba libre de cosas ajenas— Lo siento...¿Estába ocupado?

—Solo venía de paso.

La simple contestación del castaño hizo titubear a la rubia que reviso si no se había dejado el estoque en el taxi que las había llevado, suspiro cuando lo encontró en la silla a su lado. Miro a su alrededor dudativa para después regresar su atención al joven.

—Bien—se quedó en silencio unos segundos—¿Te puedo ayudar en algo?

Arabella pudo ver un pequeño destello de decepción y tristeza en los ojos cafés del contrario sin embargo lo dejo pasar y siguió con su atención en su libreta de notas. Lo miro de nuevo esperando una respuesta que le quitará la inquietud que le pesaba.

—No te acuerdas de mi.

Esto último la desconcertó aún más, dejando de lado su trabajo, puso toda la atención en el rostro afilado tratando de encontrar algún rasgo que la hiciera recordar a la persona. Sus mejillas se encendieron levemente cuando se dio cuenta que lo había observado mucho más tiempo del apropiado.

Se removió en su lugar aclarandose la garganta antes de volver a hacer contacto visual con el.

—¿Nos conocemos?—ladeo la cabeza aún con duda.

—Claro que lo hacemos, Ara—le respondió el contrario regresando a su sonrisa juguetona que lo hacía ver mucho más atractivo.

El apodo con el que la había llamado la hizo congelarse en su lugar, había solo dos personas que la llamaban así, dos hermanos. Considerando que una de ellos estaba muerta, sus opciones se redujeron a un solo nombre.

—Tony...—el aire se le atoro en la garganta— quiero decir, Anthony.

Se corrigió a ella misma con un ligero rubor en las mejillas, Lockwood sonrió satisfecho cuando la rubia por fin lo reconoció, ambos se miraron al rostro notando el paso de los años en ellos y como ya no eran los dos niños que solían colgarse del manzano en el número treinta y cinco de Portland Row.

—Hola Arabella, han pasado cinco años—en un movimiento involuntario se acercó más a ella—te ves preciosa.

Esto último la descolocó de su zona de confort haciéndola notar su nerviosismo cuando jugo con el lápiz entre sus delgadas manos. No iba a negar que el contrario la había sorprendido con su apariencia, no era el niño castaño y engreído que le pegaba cosas en el cabello con tal de verla enojada, lo recordaba escuálido y más bajo que ella debido a la diferencia de edades.

ANTHONY LOCKWOOD one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora